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Felipe González Correa: La «ecolucha» de un carpintero que quiere cambiar el mundo

Por @palirosada

junio 2022

Podríamos definirlo como “influencer”, pero el término le queda chico. Podríamos, quizás, llamarlo “carpintero”, pero no es todo lo que hace, o bien podríamos simplemente decirle “abogado”, pero eso es lo que estudió, no lo que es. Y en esta constante interrogante de cómo encasillarlo, nos damos cuenta de que lo que realmente lo hace diferente es justamente eso, lo “no encasillable”. Él es Felipe, un abogado que disfruta siendo carpintero, y que usa su rol de influencer de Instagram para abogar por el mar, la ecología y dar siempre un ecomensaje.

Es abogado, pero también es carpintero. Lo primero lo estudió en la universidad, lo segundo lo aprendió por oficio, de a poco, de hecho su primer trabajo en madera -nos comenta más adelante- lo avergonzó un poco, pero quiso seguir. Este padre de familia tiene ese “no se qué” que encanta, y no tiene que ver solo con su imponente presencia de influencer súper guapo, su cautivadora energía va más allá. Quizás es su eterna lucha por limpiar las playas del plástico, quizás es su aura de humano amigo del mar, quizás son solo los tallados que vemos en su instagram @felipe_gonzalez_correa, pero a nosotr@s (y a otros 180 mil personas), este “ecoinfluencer” nos cautiva. 

ABOGADO DE PROFESIÓN, ARTESANO POR AMOR

En redes sociales se describe como carpintero, artesano y abogado, pero también es buzo, activista medioambiental, esposo y padre de familia. Como cualquier joven que sale de cuarto medio, entró a estudiar a la universidad, obtuvo un título, y desde ese entonces no ha parado de ejercer el derecho. Pero un día surfeando en la playa se encontró con una bombilla, un pequeño desperdicio de plástico que era la punta del iceberg del problema. “Me quedó dando vueltas mientras llegaba al auto a dejar la tabla, y me propuse que cada vez que lo pase bien en el mar, tenía que retribuirle limpiando”, cuenta. Desde ese entonces, alzó su bandera de lucha; y de alguna manera, la inmensidad del océano es también una de sus más grandes inspiraciones artísticas. 

¿Recuerdas tu primer diseño?

¡Sí! Un día estaba surfeando, sentado en la tabla en la ola reventando, y pensé “cómo puedo congelar este momento tan místico”, y decidí hacerlo en madera. No tenía ningún conocimiento. Llegué a mi casa, encontré un pedazo de madera, agarré mis herramientas y me quedó horrendo. ¡Parecía todo menos ola! Pero de inmediato supe lo que estaba haciendo mal y cómo mejorar. Cuando publiqué mi primera ola, a los tres días me escribieron de California, Estados Unidos, y para ellos fue como “¡Wow!, el medio trabajo”, y me di cuenta de que tenía habilidades.

Pero siendo autodidacta, imagino que siempre tuviste una inquietud por la carpintería.

Desde muy chico hacía cosas en madera, cosas chiquititas, maquetas a escala. Siempre me gustaron las herramientas, ¡ahora tengo cajas llenas! (ríe). Cuando era niño, si iba un gasfíter a mi casa yo estaba a su lado aprendiendo, lo mismo con el electricista, siempre preguntando. Mi idea de publicar este contenido es mostrar la facilidad que tiene la madera para ser trabajada y las cosas que tú puedes hacer, desde un comedor hasta un pequeño tallado.

¿De dónde viene tu inspiración?

Del contacto con la naturaleza, el olor. Recuerdo que una vez fui a un aserradero buscando maderas recicladas. Vi detalladamente un durmiente de ferrocarril cortado, me di el tiempo de pararme frente al tablón y mirar las vetas, de haber pasado las manos sobre él y sentir una cuestión muy especial… algo ancestral. La inspiración está en el día a día, pero también en ese contacto con el medio ambiente. 

Me contabas que tu trabajo ha llegado a otros países, ¿qué sientes al respecto?

Me llama mucho la atención el cariño que he recibido de la gente, cuando he estado en Estados Unidos, en España, cuando me mandaron regalos de República Checa, cuando salí publicado en una revista en Rusia, ¡ni yo me la creo! Realmente el mundo es muy globalizado, uno llega más allá de lo que cree. 

NO HAY PLANETA B

“Con las redes sociales bien utilizadas podemos dejar una huella positiva en el planeta, que es el único que tenemos”, señala sobre su influencia en un público que supera los 180 mil seguidores. En un comienzo, sus publicaciones en Instagram se acotaban a sus trabajos en madera y sin mostrar su rostro. En pandemia, le recomendaron que saliera a la luz pública y en septiembre del 2020 hizo la primera story. “Empecé a crecer y las marcas comenzaron a llegar, me buscaban por el cuidado del medio ambiente y por mi perfil de hombre normal”, cuenta. 

¿A qué te refieres con “hombre normal”?

En Instagram todo el mundo come y viaja constantemente, yo de repente soy súper cochino, otras veces estoy mal vestido, tengo barba, soy abogado, así es la vida, y eso la gente lo vio como un perfil normal. Siempre tuve cuidado con los modismos que utilizaba, porque me di cuenta de que tenía muchos seguidores en Latinoamérica y España, trato de hablar lo más correcto y lento posible para que las personas me entiendan. 

También eres un modelo a seguir por tu activismo, ¿cuál es tu principal motivación para promover el cuidado de los océanos y el planeta?

Quiero dejarles un mundo mejor a mis hijos, inculcarles el cuidado del planeta. Nosotros estamos invitados, podemos no existir y el mundo va a seguir igual. Me gusta inspirar a la gente a que ayude a dejar el mundo mucho mejor para las generaciones futuras.

¿Cómo haces partícipe a tus hijos de esta misión?

Tengo una niñita de siete y un niñito de cinco años, y siempre los he hecho parte. Generalmente voy a limpiar solo porque el trabajo es pesado, cargando bolsas de kilos de basura por kilómetros y a todo sol. Pero cuando puedo estar con ellos, acampando, por ejemplo, les muestro el impacto que tiene el mal comportamiento del ser humano en la Tierra. 

“Quiero dejarles un mundo mejor a mis hijos, inculcarles el cuidado del planeta. Nosotros estamos invitados, podemos no existir y el mundo va a seguir igual”.

¿Qué te pasa cuando ves la crisis medioambiental, por ejemplo, el desierto de Atacama con toneladas de ropa?

Cuando veo algo así, siento que la piel incluso se me llega a erizar de rabia. Yo tengo un recuento en mi Instagram de la colección de mascarillas que voy juntando, y uno ve la basura en todas partes. Muchas veces estoy muy cansado limpiando playas, llego al auto, dejo la basura, y veo al lado que alguien bota un papel. Esa rabia finalmente también me motiva a seguir, lograr que personas que no iban a hacer nada al respecto, lo hagan.

¿Piensas que tu visibilidad conlleva cierta responsabilidad?

Sí, la asumí. Soy influencer, pero ¿influyo en qué? Influir es más allá de la juventud, un rostro y un cuerpo bonito. Quizás es lo que más se estila, pero influyamos en algo positivo.

EN VIVO Y EN PRIVADO

Felipe vive en Chicureo, alejado lo más posible de la ciudad, junto a su familia y su perra Alba: “Ella es mi compañera, tiene tres años, es muy especial. Muchas veces la meto al taller para que esté conmigo, pero la saco cuando enciendo una máquina”, relata sobre la can que ya es un miembro más del hogar. “Todos los días me levanto y cuando voy a la cocina lo primero que hago, antes de hacerle la leche a mis niños, es abrirle la puerta del living y le pongo su cojín, ella sabe, me espera. La siento en la noche cuando da vueltas por la casa, es parte de mi familia. Somos los cinco, y con ellos soy feliz”, recalca.  

Generalmente tienes harto cuidado en redes sociales.

Sí, yo sé que tengo muy buena llegada con las mujeres, pero siempre digo que estoy casado, tengo mucho cuidado porque me han llegado cosas muy subidas de tono, y protejo a mi familia. Podría sacarle mucho provecho económico, pero hay cosas que son más importantes, como la privacidad. Soy súper cuidadoso de no mostrar mi casa, y no es por no querer mostrar a mi familia, es porque uno quiere cuidar lo más preciado que tiene, el motivo por lo que estoy acá haciendo las cosas. 

¿Qué piensas cuando te llegan esos mensajes más subidos de tono?

Cuando uno parte en redes sociales es chocante, porque recibo comentarios para mayores de 90 años (ríe). Realmente me llama la atención, pero pienso en mi hija, porque hay mujeres que me envían fotos y videos explícitos, me han ofrecido dinero, entonces me pregunto cómo será en la mente de una niña o de un niño pequeño que no entiende ese tipo de situaciones. Mi hija me ve con el tema de las redes sociales, pero ella no tiene y no va a tener en mucho tiempo, y mi hijo tampoco, porque yo sé lo que hay detrás de eso. Es un mundo súper entretenido, pero hay que saber cuidarse, manteniendo a raya las cosas.

¿Qué respondes cuando te ves en este tipo de situaciones?

Generalmente me lo tomo con humor, un “jaja, muchas gracias”, cuando son muy cariñosas o te mandan piropos súper buenos. Yo creo que la gente ve en un perfil algo que a ellos les falta o que quieren tener, me dicen: “Qué rico, tienes tu tiempo, te dedicas a esto, dejaste el derecho”, y yo siempre digo que sigo ejerciendo como abogado, y también tengo mis problemas. 

¿Y te llega hate?

No sé si tengo haters , nunca he tenido una reacción así. Soy súper humilde en lo que hago. Siempre he dicho que no soy experto en carpintería, muestro lo que puedo hacer e incentivo a que la gente lo haga, y si se equivocan, ¡genial! La carpintería es ensayo y error. También con el tema del medio ambiente trato de hablar en positivo.

Claro, dándole un giro al mensaje. Por otro lado, ¿la gente te pregunta temas legales?

Sí, cuando partí en redes sociales me ayudó mucho a crecer el responder preguntas legales. Muchas veces reviso gratis contratos que la gente me manda y doy la orientación necesaria. Lo hago quizás más de lo que debería, porque recibo tantos mensajes al día que de repente uno se cansa, pero pienso: “Ya, si no me cuesta nada, mando un audio y a la gente queda feliz”.

Te veo demasiado full, ¿preparas con tiempo tus objetivos? ¿Cuál es el siguiente?

Mi objetivo principal para este año y los próximos cinco es mostrar la crisis del plástico, la basura, todo lo que tiene que ver con el cuidado del medio ambiente. Me gustaría recorrer Chile completo, limpiando al menos una playa de cada región.

¿Te gustaría mostrar este recorrido solo en redes sociales o en TV también?

Me di cuenta de que me gusta mucho más ser comunicador que abogado, entonces me encantaría tener la posibilidad de un programa, porque realmente es algo que me apasiona, lo hago con cariño y tiene muy buena recepción de la gente.

“En Instagram todo el mundo come y viaja constantemente. Yo de repente soy súper cochino, otras veces estoy mal vestido, tengo barba, soy abogado, así es la vida, y eso la gente lo vio como un perfil normal”.

Eres perfecto para un formato como “Hermanos a la obra” por la carpintería, combinado con lo medioambiental.

¡Me encantaría! De hecho, me ofrecieron el año pasado irme a Argentina a trabajar en un programa así, pero no llegamos a acuerdo porque me tenía que ir a Buenos Aires a vivir, y económicamente no me alcanzaba como para dejar todas mis campañas acá ni el estudio de abogados. Después, tuve otro ofrecimiento a principios de este año, también en Argentina, y ahí estamos viendo. Me gustaría un programa tipo “Lugares que hablan”, con tal de estar en la arena, descalzo y con sol ¡pueden hacer lo que quieran conmigo! (ríe). 

¿Y tu familia te apoya?

¡Sí! Mi familia, y principalmente mi mujer, siempre ha estado conmigo, porque podría decir: “Estás toda la semana trabajando y el sábado te levantas a las cinco de la mañana”, pero ella me impulsa, y si en algún momento no me ha podido acompañar, he sentido su apoyo en cualquier locura que se me ocurre. #SARAH

Fotografía: @_sebastianandre_ 
Estilismo: @misster.clothes 
MUA & Hairstyle: @pupi.beauty 
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