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Claves para mantener una nutrición equilibrada durante la recuperación

Por SARAH

mayo 2025

Una buena alimentación puede marcar la diferencia en la recuperación física y metabólica. En Chile, donde las secuelas post hospitalarias y enfermedades crónicas van en aumento, elegir bien qué comer —y cuándo suplementar— se vuelve clave para sanar más rápido y mejor.

La recuperación física y metabólica demanda una atención especial a los nutrientes que consumimos. En Chile, donde las enfermedades no transmisibles y las secuelas post hospitalarias representan desafíos sanitarios, una alimentación estratégica se convierte en herramienta terapéutica. 

Al desglosar los pilares para una nutrición equilibrada durante este proceso, es importante integrar recomendaciones locales y suplementos para la mejor recuperación, como por ejemplo algunas marcas como Enterex, All Nutrition y Sportika.

¿QUÉ DEBEMOS HACER PARA UNA NUTRICIÓN EQUILIBRADA?

Para lograr un equilibrio nutricional, es esencial priorizar macronutrientes y micronutrientes en proporciones adecuadas. Las proteínas, fundamentales para la síntesis muscular, deben provenir de fuentes como pollo sin piel, pescados magros como el salmón o el atún, legumbres como los porotos o las lentejas, y huevos.

Estos alimentos, típicos de la dieta chilena, aportan aminoácidos esenciales sin exceso de grasas saturadas. Los carbohidratos complejos, por su parte, proporcionan energía sostenida, opciones como la avena, la quinua y el camote son ideales para mantener niveles glucémicos estables, especialmente en personas con diabetes o resistencia a la insulina.

Las grasas saludables, como las presentes en la palta, el aceite de oliva y los frutos secos, cumplen un doble rol, además de reducir la inflamación, mejoran la absorción de vitaminas liposolubles. Respecto a los micronutrientes, el zinc, el hierro y la vitamina D son críticos para la recuperación ósea e inmunológica

Un déficit de hierro, común en mujeres en edad fértil o pacientes con hemorragias postquirúrgicas, puede corregirse con carnes rojas magras o suplementos específicos. En casos donde la dieta no cubre los requerimientos, productos especializados como las fórmulas enriquecidas de Enterex ofrecen soluciones prácticas. 

Estas mezclas hipercalóricas, diseñadas para pacientes con dificultades de absorción, incluyen vitaminas A, D y E. Por otro lado, All Nutrition y Sportika destacan con suplementos como el colágeno hidrolizado y los aminoácidos ramificados, ideales para acelerar la reparación de tejidos en deportistas o personas con lesiones musculares. 

La proteína de suero de leche (whey protein) de All Nutrition, por ejemplo, es ampliamente utilizada en gimnasios chilenos por su rápida asimilación y versatilidad en preparaciones como batidos o panqueques proteicos.

IMPORTANCIA DE LA NUTRICIÓN EN LA RECUPERACIÓN

Durante la convalecencia, el cuerpo necesita reparar tejidos, recuperar energía y fortalecer el sistema inmunológico. Esto exige un aumento en el consumo de proteínas, micronutrientes y ácidos grasos esenciales, como el omega-3, que reducen la inflamación y aceleran la regeneración celular. 

En casos de desnutrición, por ejemplo, se ha demostrado que la suplementación con zinc puede duplicar la ganancia de peso y optimizar la síntesis de tejido magro. Esto es clave en pacientes postoperatorios o con enfermedades crónicas, donde la pérdida de masa muscular es común. 

Además, una dieta adecuada previene complicaciones como infecciones secundarias o retrasos en la cicatrización, situaciones frecuentes en recuperaciones mal gestionadas. La nutrición también juega un rol psicológico, alimentos ricos en triptófano, como el plátano o las semillas de maravilla, favorecen la producción de serotonina, mejorando el ánimo durante períodos prolongados de reposo. 

En Chile, donde las horas de luz solar disminuyen en invierno, incluir fuentes de vitamina D se vuelve prioritario para contrarrestar el riesgo de trastornos afectivos estacionales, comunes en pacientes con movilidad reducida

Estudios locales han evidenciado que la deficiencia de vitamina D afecta a más del 50% de la población adulta en regiones del sur, lo que refuerza la necesidad de suplementación controlada o consumo de pescados grasos como el jurel, abundante en nuestras costas.

Otro aspecto crítico es el manejo del estrés oxidativo durante la recuperación. Antioxidantes como la vitamina C, presente en el kiwi y los cítricos, neutralizan los radicales libres generados por procesos inflamatorios. 

En este contexto, la combinación de alimentos frescos y suplementos específicos, como los multivitamínicos de All Nutrition, puede marcar la diferencia en la velocidad de recuperación.

CLAVES PARA UNA ALIMENTACIÓN SALUDABLE

La variedad y calidad de los alimentos son fundamentales. Las Guías Alimentarias para Chile recomiendan consumir cinco porciones diarias de frutas y verduras, priorizando productos frescos y de temporada. En verano, el melón y la sandía aportan hidratación, mientras que en invierno, los cítricos como el kiwi y la naranja refuerzan la vitamina C. 

Las verduras de hoja verde, como las espinacas o el brócoli, son ricas en antioxidantes, mientras que las zanahorias, por su betacaroteno, favorecen la salud visual y cutánea. Evitar los ultraprocesados es otra prioridad. Alimentos altos en sodio, como los snacks empacados, o aquellos con exceso de azúcares añadidos, como las bebidas gaseosas, incrementan el riesgo de hipertensión y obesidad. 

En su lugar, conviene optar por alternativas como nueces tostadas sin sal, yogur griego bajo en grasa o hummus casero, que aportan nutrientes sin aditivos dañinos. La cocina tradicional chilena ofrece múltiples opciones saludables, el charquicán, por ejemplo, combina proteínas, carbohidratos y vegetales en un solo plato, mientras que las ensaladas de porotos granados son una excelente fuente de fibra y hierro. 

La clave está en moderar el uso de sal y preferir métodos de cocción al vapor o al horno en lugar de frituras. Incluso preparaciones como el pastel de choclo pueden adaptarse usando leche descremada y reduciendo el azúcar en la masa, manteniendo su sabor tradicional pero mejorando su perfil nutricional.

RECOMENDACIONES PRÁCTICAS PARA UNA DIETA EQUILIBRADA

Planificar las comidas es esencial para evitar desequilibrios. Distribuir la ingesta en cinco o seis porciones diarias mantiene estables los niveles de energía y previene atracones nocturnos. Incluir lácteos descremados tres veces al día, como sugiere el Ministerio de Salud, asegura un aporte adecuado de calcio, especialmente relevante para adultos mayores y mujeres postmenopáusicas.

La hidratación debe ser constante, además de agua, infusiones naturales como la hierba luisa o el matico pueden complementar la ingesta de líquidos. En casos de actividad física intensa, bebidas isotónicas sin azúcar añadido, disponibles en marcas como Sportika, ayudan a reponer electrolitos perdidos. Para quienes prefieren opciones naturales, el agua de coco o el jugo de fruta diluido son alternativas efectivas.

La suplementación debe ser estratégica y supervisada. All Nutrition Whey Protein, por ejemplo, es útil para deportistas que requieren proteínas de rápida absorción, mientras que Enterex ofrece fórmulas para pacientes oncológicos o con síndromes de malabsorción. 

Sin embargo, estos productos nunca deben reemplazar una dieta completa, sino complementarla bajo indicación profesional. En el caso de los adultos mayores, los suplementos de vitamina B12 son frecuentemente necesarios debido a la disminución natural en su absorción con la edad.

ADAPTACIÓN A NECESIDADES ESPECÍFICAS

Cada grupo poblacional requiere ajustes específicos. Los adultos mayores, por ejemplo, deben aumentar el consumo de calcio y vitamina D para prevenir osteoporosis. Lácteos fortificados y pescados grasos como la sardina o el jurel son opciones accesibles en el mercado local. 

Para los deportistas, la combinación de carbohidratos complejos y proteínas inmediatamente después del entrenamiento acelera la recuperación muscular, suplementos como Sportika Recovery Aminos están diseñados para este fin.

En pacientes postquirúrgicos, priorizar alimentos ricos en hierro y zinc es clave. Las carnes magras, las legumbres y los cereales integrales ayudan a prevenir anemias comunes tras pérdidas sanguíneas. 

Además, incorporar probióticos, ya sea mediante yogur natural o cápsulas especializadas, fortalece la microbiota intestinal, frecuentemente afectada por el uso de antibióticos. En niños en fase de crecimiento, el enfoque debe incluir hierro y ácido fólico, presentes en carnes rojas y espinacas, para asegurar un desarrollo cognitivo y físico óptimo. #SARAH