Una pregunta frecuente al iniciar el trabajo terapéutico con parejas es cómo saber si una relación ya no está bien y cómo anticipar una posible separación. Con el tiempo, la respuesta siempre señalaba un mismo factor: la comunicación. Aunque parezca simple, su práctica es compleja debido a las diferencias en historias, valores y formas de expresión de cada persona.
En Chile, uno de los principales motivos por los cuales las parejas buscan ayuda profesional son precisamente las dificultades comunicacionales. En este escenario, la palabra “divorcio” puede representar tanto una amenaza dolorosa como una salida necesaria. Las relaciones han cambiado: hoy elegimos con quién y cuándo estar. Pero con esa libertad también llega el desafío de reconocer cuándo una relación necesita atención.
Las relaciones no se destruyen de un día para otro. A menudo, lo que las desgasta son pequeñas conductas negativas que se repiten una y otra vez, hasta que el vínculo comienza a agrietarse.
Identificar patrones de comunicación destructivos es clave, ya que pueden anticipar la ruptura si no se corrigen. Reconocerlos es solo el comienzo; el verdadero cambio ocurre al reemplazarlos por conductas más sanas que fortalezcan la relación.
Te comparto cómo transformar estos patrones y fortalecer tu relación:
– De la crítica a la expresión de necesidades: En lugar de atacar al otro, es mejor expresar lo que sentimos y necesitamos sin culpar, favoreciendo el entendimiento mutuo.
– Del desprecio al aprecio: El sarcasmo y las burlas destruyen el vínculo. En su lugar, cultivar el reconocimiento y la gratitud fortalece la relación.
– De la defensa a la responsabilidad: Asumir nuestra parte en los conflictos no nos debilita, sino que refuerza la confianza y el respeto mutuo.
– De la evasiva a la conexión: Evitar el conflicto bloquea el diálogo. Aprender a calmarnos y hablar en un ambiente seguro promueve la conexión emocional.
Por eso es importante comprender que el amor también se aprende. Nadie nos enseña cómo tener una relación de pareja saludable, pero con empatía, voluntad y práctica, es posible transformar hábitos dañinos y construir vínculos basados en el respeto, la conexión y la ternura. La forma en que nos comunicamos no determina nuestro destino: siempre podemos elegir nuevas maneras de amar. #SARAH