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Cathy Barriga: La Mujer

Por @ahorapinto

junio 2021

Aún no cumplía 18 años y ya se planteaba desafíos complejos, como participar de certámenes de belleza en los que exigían varios centímetros más que su 1.58 de estatura, y es que nada parecía detenerla si de lograr un objetivo se trataba. Varios años después, la impronta nunca cambió, y los desafíos seguían sumando en la vida de Cathy Barriga, quien pasó de ganar un reality show a ganar elecciones. Acaba de abandonar la alcaldía de Maipú, cargo que deja con mediáticas polémicas y sentimientos encontrados; y en medio de esta vorágine, se dio tiempo de hablar con Sarah, despojándose de todo cargo, para recorrer su vida, sus aciertos y errores, y los pasos que la llevaron hasta donde se encuentra hoy. Ella es la mujer, la madre, la esposa, la ciudadana, ella es simplemente Cathy.

Mediática, polémica, contestataria, camaleónica, inquieta… y la lista podría seguir si de definir a Cathy Barriga se trata. Y es que la “exfigura televisiva, licenciada en Psicología y política chilena” —como señala su descripción en Wikipedia— al parecer lo ha hecho todo, y de acuerdo con sus últimos años en el mundo político, es lo más cercano que tenemos a una Hillary, Michelle o Evita; todas mujeres que partieron en política acompañando a sus maridos y que luego capitalizaron apoyos ciudadanos para alzar carreras y vuelos propios en el complejo mundo político.

Hoy, cinco años después de haber ganado la elección que la convirtió en la alcaldesa más mediática de Chile, Cathy abandona el cargo que ocupó al mando de Maipú, la segunda comuna más grande del país, con una sensación dulce y agraz. Dolida por abandonar a los vecinos de la comuna, pero también cansada del público y reiterado vapuleo mediático del que fue protagonista por años, y que partió con figuras de “Hello Kitty” llegando al municipio, pero que fue creciendo y mutando.

Al solicitar esta entrevista, la respuesta rotunda fue un “no”, pues se encontraba en el proceso de cierre de su gestión como alcaldesa; sumado a la notoria desconfianza que tiene con los medios de comunicación, lo que la mantuvo sin pisar un set de TV en cinco años. Pero nuestra invitación fue distinta, no queríamos rendiciones de gestión ni respuestas a acusaciones. No queríamos hablar con la alcaldesa, sino simplemente con Cathy; la madre, la esposa, la hija, la mujer.

Quedamos de reunirnos en un café que ella frecuentaba, y nos recibe con una libreta y un lápiz sobre la mesa y con un bellísimo abrigo rosado. ¡Muy Cathy Barriga!, pensamos, y es que existe una especie de estética o impronta tan marcada en esta exconsejera regional, que es muy reconocible, y que no tiene que ver con el rosado de la ropa, sino con una personalidad que en una conversación de casi tres horas fuimos descubriendo.

Tu abrigo es “muy Cathy Barriga”. Es como una bandera de “esta soy yo y digan lo que quieran”, ¿o no?

(Ríe) ¡Claro! Yo nunca he dejado de hacer nada de lo que hacía antes. Tengo la tranquilidad de no haber renunciado nunca a ser yo misma. Y ojo, es muy poca la gente que puede decir eso, sobre todo en la política. Yo, en cambio, no he dejado de bailar, ni de patinar, ni de vestirme de rosado nunca (ríe).

EL FACTOR “C”

Por más paradójico que parezca, la forma más habitual que tienen los medios de comunicación para referirse a Cathy Barriga es “exchica Mekano”, haciendo alusión al extinto programa de TV en el que participó hace ya dos décadas. “Y no es que me moleste, pero al parecer los medios olvidan que también soy licenciada en Psicología, alcaldesa o que fui consejera regional”, señala Cathy. Lo cierto es que su nombre, aun cuando hoy está de lleno en la arena política, inevitablemente nos lleva a su paso por televisión, que es donde la conocimos.

Partiste tu carrera televisiva en un programa en el que no hablabas, y luego estuviste en el Team Mekano, en el que destacaste entre un elenco gigante y te instalaste en la retina de la gente. Mirado en retrospectiva, ¿cuál es ese “factor x” que llama la atención de la audiencia?

Nunca busqué la televisión; simplemente llegué a ella. Los primeros acercamientos que tuve fueron para Sábado Gigante cuando hacía unas filas enormes para (el espacio) Solteras sin Compromiso. Aún no cumplía los 18 y le pedía a mi hermano que me llevara, pero no me dejaban entrar porque no tenía la mayoría de edad. Pero un día, de tanto insistir, me dejaron pasar al programa y ahí me gané una radio reloj que le regalé a mi papá. Yo iba por ayudar a mi familia, por conseguir el premio.

Ya, entonces ¿cómo pasas de los concursos de Sábado Gigante a trabajar en TV?

A los 17 años yo trabajaba como promotora en un supermercado, y una vez salí y me fui a una agencia a entregar unas fotos, por mano, porque en ese tiempo no podías mandarlas por mail (ríe). Y cuando estoy en eso, se me acerca alguien y me pregunta si modelaba, y dije que sí. Había hecho un curso de modelaje que mi mamá se había ganado en un concurso de una radio. Entonces me dijeron que me fuera a un canal porque necesitaban a una modelo para un desfile.

¿Y listo?

Me fui al canal y lo primero que veo fue a dos modelos altísimas, ¡y yo mido 1.58! Las veía gigantes y yo tenía que modelar con ellas, pero lo hice igual. Al terminar el desfile, bajó Jaime Rubio, que era el director del programa, se acercó a mí y me preguntó si quería quedarme como modelo del programa y yo dije “¡ya po’!”. Eso tiene que ver con mi mamá, ella me instó a participar de castings y concursos en los que pedían más estatura que la que yo tenía, y yo iba y participaba ¡y ganaba! Eso me enseñó a no ponerme límites, a ir por aquello que quiero aunque al inicio algo me diga que no. 

Robotina vino después de eso…

Sí, me llamaron del canal Rock&Pop. No sé cómo fue el tema, pero para un programa necesitaban a una modelo que era como media cibernética. En un principio no tenía nombre, y después le pusieron Robotina. Y ahí estuve harto tiempo, incluso embarazada; estuve cuatro meses haciendo el personaje mientras esperaba a mi hijo.

UNA VIDA EXPUESTA EN HORARIO PRIME

Pocos programas de televisión han sido tan vistos como el denominado “fenómeno” Mekano que reinaba en las tardes, a inicios de la década del 2000, con una mezcla de música, baile y una incipiente farándula. ¿Los protagonistas? Una veintena de jóvenes que exponían sus vidas frente a las cámaras con la no despreciable oferta de volverse famosos.

Axé Bahía, Pamela Díaz, Karen Bejarano, José Miguel Viñuela, entre otros rostros, iniciaron sus carreras en este programa. Pero sin duda, uno de los nombres más recordados es el de Cathy Barriga. Pero su paso por Mekano no fue solo baile y rating, Cathy vivió una situación de violencia en un mediático pololeo que finalmente la terminó enfrentando al canal que prefirió pedirle silencio en lugar de apoyarla.

Sus vidas estaban súper expuestas en ese momento…

Todo era muy expuesto, y a pesar de haber terminado muy mal para mí, rescato lo positivo de haber contado una situación que muchas mujeres viven, pero sin la vitrina pública que yo tenía. Recuerdo haber pololeado en el programa cerca de nueve meses, pero para la gente yo estuve cuatro años, y ese nivel de exposición me hizo sentir muy vulnerada.

Te hicieron callar, ¿verdad?

Sí, me llamaron desde la dirección de Mega para ponerme un diario en la mesa y llamarme la atención por haber hablado de la situación de violencia que había vivido.

¿Te sentiste muy sola?

Sí. Hubo personas que me apoyaron, pero lamentablemente esos tiempos eran muy distintos. Actualmente la violencia se sentencia, se escucha, se cree. Tuve apoyo, pero fue muy poco, había que seguir trabajando. ¡Yo fui vulnerada!, y ese episodio terminó con mi salida del programa, y la otra persona siguió trabajando ahí por años, y yo que era mamá soltera, de un día a otro quedé sin trabajo.

Después de Mekano vino “La Granja”, y la gente te amó. ¿Lo sentiste como un espaldarazo ciudadano?

Cuando yo entré a ese reality me conocieron como persona. Incluso en una oportunidad, cuando llevábamos como dos meses de encierro —¡porque esos reality sí eran con encierro de verdad!— el director Nicolás Quesille me llama y me dice: “Cathy, tienes la embarrada acá, nosotros te dejamos como la rubia que no sabe hacer nada, como la ex chica Mekano, pero resulta que tú cocinas, te ganas todos los concursos…” Y ahí me sentí súper mal, porque finalmente me habían dejado en el reality para hacer el papel de la rubia, y todo fue un prejuicio, porque pude demostrar quién era yo.

Entraste en el juego de la rubia como…

Como liviana, sin conocimiento, no preparada; ellos creían que no sabía nada de cocinar y yo le cocinaba a todas esas personas todos los días, con las cosas que daba la tierra. Ganaba las competencias, los concursos culturales, y esos son recuerdos bonitos, porque estaba pasando por momentos muy complicados. Yo entré a ese reality porque lo necesitaba. De hecho, en mi cama hacía la rayita de cada día que pasaba, como en la cárcel, porque me pagaban por semana de permanencia en el reality.

¿Y era buen contrato?

(Piensa antes de contestar) Ahí vamos a entrar a un tema complicado, que igual me gustaría llevarlo a la palestra, porque en la vida casi siempre se premia al malo, al que genera problemas; y el bueno queda como tonto. Al pillo, al que hace un puntapié, lo ensalzan y lo premian. Había personajes que están hasta hoy en televisión que les pagaban 17 millones por semana; a mí me pagaban un millón y medio.

Y esa persona, la que ganaba 17 millones, era como la mala del curso,  y la que más ganaba, ¿verdad?

Hay varios personajes de la TV que se fortalecen económicamente así. Y ojo con el mensaje que eso entrega, porque al que pelea, al que hace ruido negativamente le va bien, y al que construye se le percibe como fome. Lo mismo pasa con los niños en el colegio, a veces al que es medio malandra le va bien, y el que se porta bien no recibe ningún refuerzo positivo, ¿cómo le explicas eso a tu hijo, por ejemplo? Finalmente, al descalificador siempre le va bien en TV y es un mensaje que estamos entregando hace muchos años.

¿Se puede evitar ese comportamiento en un medio tan lleno de descalificaciones?

Quizás ganas menos, pero no eres una persona que en la tele dice A y fuera de la tele dice B. Yo jamás acepté trabajar en farándula, me ofrecieron ser “opinóloga”, y lo rechacé siempre. Hasta el día de hoy me niego a hablar de otras personas públicamente si no las conozco, no me interesa hablar mal de nadie.

¿Eran reales los conflictos que tenías con Pamela Díaz o eran parte del show televisivo?

Eran reales. Jamás me he prestado para un show televisivo. Todo lo que he pasado en TV lo he vivido. De hecho, volviendo a Mekano, yo nunca di besos en pantalla, era un conflicto para mí porque no lo hacía, y en el programa había mucho juego y besos, ¿te acuerdas?

¿UN MUNICIPIO ROSADO? 

La historia es más o menos así: Cathy salió de Mekano, y estaba en medio de ese “qué hago ahora” cuando recibe un llamado telefónico de un —hasta ese momento— desconocido Joaquín Lavín Jr. que venía llegando de pasar varios años en España, por lo que no conocía Mekano, pero era el encargado de contratar un show de los integrantes del programa para la campaña de su madre, Estela León, para concejala por Santiago. Pero a Joaquín no le fue bien con este objetivo, pues el elenco no contaba con autorización para actuar en campañas políticas. Justo en ese momento le dan el teléfono de Cathy, quien recientemente había dejado el programa, por lo tanto, no tenía esta restricción.

¿Cómo fue ese primer llamado?

Él me llamó y me dice “hola, soy Joaquín Lavín”. Me pide que anime un evento encima de un camión, y quedamos de juntarnos para hablar. Cuando lo vi y se bajó del auto, fue un flechazo, hubo magia. Me contrataron por varios meses para animar en este camión, y Joaquín, después del evento, siempre me iba a dejar a la casa.

Muy personalizada la atención para una artista…

¡Demasiado! Al menos así lo veía su familia. El tema es que fuimos creando un lazo, una amistad, pero él estaba pololeando en ese entonces. Pasaron más de cuatro años antes de que pasara algo entre los dos. Un día me invitó a comer; él cocinó. Tenía un Late Harvest, y ahí me liquidó, porque yo no tomo, entonces tomé, comencé con las maripositas. Estábamos viendo una película y ni siquiera me puedo acordar cuál era.

¿No era el rey León?

¡No po’! (ríe)

Y de eso a ser la pareja del año, ¿cuánto pasó?

Pololeamos un año sin que nadie supiera, hasta que un día nos vieron de la mano ¡y tuvimos una reacción muy tonta! Nos soltamos y empezamos a caminar en direcciones contrarias, pero no sirvió de nada. Al otro día empezaron a hablar de “Joaquín Lavín y Cathy Barriga” y blablablá. Y al año y un mes, me pidió matrimonio.

En tu fiesta uniste a los dos universos más faranduleros: al televisivo y a la política.

Pero los más faranduleros son los políticos que buscan la pantalla, ellos son las polillas, no los de la farándula (ríe).

DEL RATING A LAS URNAS

Ganó Cantando por un Sueño, un episodio de Vértigo, y era la participante predilecta del público en cada programa que se presentaba. Pero Cathy Barriga quiso ir por más, cambiando el rating por las encuestas y los estelares por los consejos comunales. Sin militar en ningún partido, pero siempre apoyada por Chile Vamos, decidió aventurarse en el complejo mundo de la política, primero acompañando a su marido en su campaña a edil por Maipú, luego como candidata a Consejera Regional, elección e la que fue electa, y finalmente como alcaldesa de la segunda comuna más grande de Chile.

Después de asumir como alcaldesa, ¿cuánto tiempo pudiste estar tranquila, antes de que empezaran las polémicas y las acusaciones?

¡Nada! Una de las primeras denuncias que llegan de los concejales de oposición fueron cuestionamientos a mis estudios…. Bueno, todos pueden ir a denunciar a Contraloría y da lo mismo. El tema es que la prensa comienza a multiplicar el “Cathy Barriga falsea estudios”, “Cathy Barriga no es titulada en Psicología”, y comienzan todos los programas hablando, sentenciando, y dando por hecho que mis estudios no existían, y que solo había llegado hasta cuarto medio. Y bueno, tuve que ir a la universidad, hablar con el rector, luego aclararlo en la Contraloría… Pero ¿sabes qué fue lo más triste? Sentir que se cuestionaban los estudios que terminé con tanto esfuerzo. Terminé mi carrera estando embarazada de mi hijo Vicente, tanto así que no alcanzaba a meterme en la silla, entonces ¿cómo te sentirías tú si cuestionan eso que lograste con tanto esfuerzo? Cuando tuve que ir donde el contralor y le llevé los certificados, simplemente me dijeron “qué pena”, pero el daño ya estaba hecho.

¿Saliste a aclararlo?

Cuando te hacen un daño tan grande como ese, hasta explicar está de más. Hoy me encuentro haciendo un diplomado en la Universidad Católica sobre el diagnóstico del espectro autista, llevo tres meses en ello, pero no me voy a dar a la tarea de explicarle eso a un programa de TV, porque no corresponde, y después de tantos años de mentiras y denuncias de las mismas diez personas de siempre, terminas acostumbrándote. Pero, ninguna denuncia vino de un vecino de Maipú. Todas las acusaciones vinieron siempre desde los concejales de oposición, diputados y un par de dirigentes cercanos al exalcalde.

¿Qué pasa con tu familia, cómo enfrenta esto tu mamá, por ejemplo?

¡Uf!, imagínate. Mi mamá ha tenido que sufrir con esto desde siempre, y las críticas tienen que ver con ser diferente, por ser una persona que va feliz por la vida, por ser positiva. No me atacarían si yo fuera destructiva, amargada o negativa; siempre he tenido que convivir con lo mismo, en el escenario que me pongas.

¿Por qué te atacan?

Por querer marcar sintonía, o un par de puntos de más. Solo este año me han tenido que pedir disculpas públicas tres veces, una concejala, la doctora (María Luisa) Cordero que habló de mi salud mental prejuiciosamente y el exministro (Jaime) Mañalich, que me trató de mentirosa. Y así me podría haber querellado con mucha gente, pero no puedo, porque es inhumano y no me alcanzaría el tiempo para tanto. Llega un momento en que te preguntas: ¿quién hace justicia o quién se responsabiliza por el daño que se produce al decir cualquier cosa en TV? Afortunadamente tengo una fortaleza enorme, pero también tocan a mi familia, y eso genera impotencia.

¿Has querido cerrar la puerta por fuera o bajarte del mundo un rato?

No, nunca, y yo he vivido momentos súper complicados desde que entré en política, desde que ponían a la Hello Kitty con el municipio rosado. Esas cosas son suaves, chistosas, pero también hay críticas duras; y no todas son machistas, muchas veces son mujeres.

Joaquín Lavín padre también fue muy ridiculizado en su tiempo cuando fue alcalde por las playas, la nieve, etc. ¿Lo conversaron a nivel familiar, te advirtieron sobre los riesgos de esta exposición?

Es que esos riesgos están implícitos. Yo tenía un punto a favor quizás y por eso he aguantado y resistido tanto, yo venía del medio televisivo que también es bastante agresivo. Pero nadie se acercó ni a explicarme ni a decirme lo que venía.

¡CUIDADO! UNA MUJER IRRUMPIÓ EN EL MUNDO DE LOS HOMBRES

¿Cómo te llevas con las mujeres en la política?, con Evelyn Matthei, por ejemplo.

Nunca compartí mucho con personas de la política, me dediqué solo a hacer mi trabajo.

Pero igual te tocaba ir a eventos, desayunos…

No mucho, es que me llevé muchos sinsabores en esas actividades, por eso no asistía. Y sobre las mujeres, es verdad que somos muy capaces, muy power, pero hay mucha competencia entre mujeres, que no tiene que ver con tu capacidad profesional, sino la falta de esa sororidad de la que tanto se habla, pero que muchas veces no se cumple. Existe una competencia súper ingrata.

Y hablando de mujeres y política, ¿te tocó compartir con Michelle Bachelet?

Sí, el primer año me tocó bastante; hartas reuniones y actividades.

Ella también fue bien maltratada, recibió críticas desde su peso hasta un sinfín de otros temas, ¿sientes que tienes elementos en común con ella?

Todas las mujeres tenemos cosas en común, pero tenemos que diferenciar el tipo de ataque. Cuando hay mentiras o injurias, es distinto a cuando te dicen gorda, fea o flaca. Pero sin duda, en política las mujeres seguimos siendo menos, seguimos siendo atacadas y no hay un buen pronóstico si hablamos de equidad o paridad. Ojo, hemos avanzado mucho, pero para que una mujer tenga el rol de jefa de un hombre y este lo acepte bien, nos falta mucho.

Jackie Kennedy, Evita Perón y Michelle Obama… ¿te identificas con alguna de ellas?

Con un poquito de cada una. Yo creo que en lo empoderadas que son, y claro, yo entré a política apoyando a mi marido. Ingresé a la campaña de Joaquín cuando postuló a alcalde por Maipú, y finalmente decidimos quedarnos ahí. De hecho, la propuesta de ir como candidata a consejera regional fue porque me vieron acompañando a mi marido en campaña.

Tu nombre sonó en algún momento como presidenciable, comenzaste a aparecer en las encuestas… ¿Qué pasa contigo como mujer cuando comienzas a leer esos titulares?

Es un gran tema, porque desde que yo empecé a aparecer en la CADEM, empezó el ataque duro. Cuando me empiezan a nombrar la mujer más creíble de la política chilena, desde ahí comienza el ataque más frontal y más fuerte contra mí. Fue un momento difícil, pero también me sentía súper orgullosa. Y ese orgullo venía del no tener historia política, y se habló mucho de mi marido o mi familia…

Pero ¿qué se decía de tu familia?

Se me restaba el mérito, se decía que era un títere del suegro, y era muy descalificador, muy denostante tener que leer a personas que decían “sí, la asesoran bien”, pero cada decisión o cada acción fue mía, de una mujer, y eso se invalida mucho. Con Joaquín estamos juntos hace diez años, pero somos personas individuales, cada uno en su trabajo, aun cuando obviamente se habla de política en mi casa, pero intento que sea poco.

Y en esas conversaciones que tenían en casa, se imaginaban que tú llegarías a ser presidenta y él el “primer damo», o caballero…. ¡no sé cuál sería el título!

Las encuestas me motivaban, pero no proyecto a tanto tiempo, porque todo cambia siempre, y mi convicción es simplemente estar donde la gente quiera que esté.

¿SEGUIR O PARAR?

El 21 de noviembre de 2020 fue un día caótico a nivel político. Era el día en que las autoridades en ejercicio debían renunciar a sus cargos si querían postular a diputados, senadores, o consejos regionales el 2021, pues de ser candidatos, tenían que dejar el cargo anterior un año antes de la próxima elección. ¿En qué le afectaba esto a Cathy Barriga? La exalcaldesa contaba en ese momento con un nivel de respaldo y proyección muy alto, tanto que tenía ofertas para ser candidata a otros cargos.

¿Pensaste en renunciar al municipio para ir por el Congreso?

Fueron días muy difíciles. Te juro que lo lloré todo, estaba muy nerviosa, pero decidí con el corazón. Había asumido el compromiso de ser alcaldesa de Maipú, y decidí no renunciar porque estábamos en pandemia, y una alcaldesa no abandona a su comuna en un contexto como ese. Decidí quedarme e ir por un nuevo período como alcaldesa, incluso teniendo lo que quizás cualquier político quiere tener, que es un puesto para postular como senador.

¡Tu vida es un guion de película!

He querido siempre hacer el libro, pero no he tenido tiempo, de hecho, hace dos años me contactó el periodista que escribió el libro de Don Francisco, para hacer una biografía mía, y yo por tiempo lo desestimé. Pero creo que sería súper bonito, sé que hay gente que sabe más de mí que yo misma (ríe). Me gustaría escribir sobre mi vida; de hecho, tengo una agenda que escribí, en la que empecé escribiendo una hoja, en un día muy triste, porque fue el día en que a mi papá le diagnosticaron cáncer. Yo estaba en el hospital, y empecé a escribir algunas palabras sobre lo que es él, porque finalmente soy consecuencia y fusión de la historia de mi padre y mi madre.

Eso fue hace muy poco, ¿verdad?

En noviembre del año pasado, mientras yo estaba viviendo todo esto de la decisión de ser candidata nuevamente, y a mi papá le diagnosticaron un cáncer súper fulminante. Fueron días súper intensos, una montaña rusa de emociones. Yo me escapaba en las horas de almuerzo para estar con mi papá, y de eso no sabía nadie en el municipio, yo no conté lo que estaba viviendo. Fue muy poco tiempo; pasamos la Navidad todos juntos y mi papá se fue en febrero. Y esa página … (Cathy se detiene, notablemente afectada. Ponemos pausa unos minutos a la entrevista para luego continuar).

Cathy, ¿puedes continuar?

He vivido muchos duelos, y el de mi papá es el más doloroso, y en general no me permito detenerme. De hecho, cuando falleció mi papá, solo dejé el trabajo por los tres días legales permitidos y seguí trabajando. La única vez que presenté una licencia en la municipalidad fue cuando tuve influenza, una semana. Yo solo seguí, siempre he seguido, soy una mujer súper fuerte.

Imagínate lo que se siente, cuando sale este reportaje (refiriéndose al reportaje publicado en Mega sobre presuntos hechos de corrupción en su gestión) y hablan de ti como corrupta, siendo que mi papá y mi familia son personas tan humildes y sencillas… Mi papá hasta sus últimos días trabajó, él tenía un camioncito, “El Palomo” le llamábamos. Este camión estaba que se caía a pedazos, y mi papá ahí hacía sus fletes. Él cargaba cosas y las llevaba, y uno siempre como hijo piensa: “Le podría dar más cosas”.

¿Por qué lo relacionas con las acusaciones en tu contra?

¡Ironías de la vida!, porque finalmente es tanto el daño que se puede hacer sin conocer cómo o con qué valores realmente vives tu vida, por eso lo relaciono. Mi papá y mi mamá son personas de mucho trabajo. Él tenía 73 años, y cargaba un refrigerador en su camión, con sus manos de trabajo y su alma generosa. De repente me escribían en Instagram: “Tu papá me llevó un mueble”, ¡y cobraba 5 lucas!, entonces cuando tú tienes ese ejemplo tan cerca, se siente una pena tan grande en el alma el escuchar como gente maliciosamente viene y te acusa.  

EL REPORTAJE QUE LA SITUÓ EN EL OJO DEL HURACÁN

Las acusaciones de este reportaje tienen que ver con corrupción, con horas extras fantasma, con uso de fondos…

Mira, yo asumí en un municipio muy corrupto, que venía de una gestión de un alcalde que está en Tribunales aún por cohecho, y varias causas más; la Fiscalía está pidiendo 17 años de cárcel. Y a pesar de este escenario, como alcaldesa, jamás dije: “No hay recursos para esto”, porque hicimos actividades maravillosas con recursos que salimos a buscar a empresas, con gestión. Quizás debí gritar los problemas como lo gritan las personas que hoy están acusando. Y cuando hablan de las horas extra en este reportaje, esta alcaldesa rebajó notablemente esta práctica; desvinculó y destituyó a personas. Creo que este reportaje, a una semana de una elección, con tanto odio diciendo a la gente algo que no es, estuvo cargado de animosidad. Yo soy una persona muy apegada a las normas, soy una persona de bien y si hubiese querido estar tranquila en el municipio, no habría navegado como el salmón río arriba con los concejales. Los concejales estaban acostumbrados a tener otro tipo de relación con los alcaldes.

Es sabido que los concejales negocian con los alcaldes puestos de trabajo para su gente y otros beneficios, ¿a eso te refieres?

Yo creo que todas las personas saben. Hay muchos alcaldes que navegan con ellos (los concejales), pero yo fui un salmón contracorriente, y me siento orgullosa de ello, porque yo no pertenezco a la política, vengo de esa familia de origen humilde, como la gran mayoría de las familias chilenas que se han sacado la mugre para lograr sus cosas. Y como yo llegué golpeando la mesa desde el primer día, eso molestó.

Pero todo este ruido en tu contra no viene solo del concejo, también de los medios, ¿no?

¿Tú te has dado cuenta de que cuando hablan de mi dicen “la exchica Mekano”? Y nunca dicen licenciada en Psicología, exconsejera regional… Nosotros en Maipú tenemos salud 100 % gratuita, para todos, sin distinción, y si hay que controlar a un enfermo, va el auto a su casa. Te podría hablar de obras emblemáticas que quedarán para la posteridad en la comuna, pero de eso jamás nadie hizo un reportaje, y jamás vinieron los medios a cubrir las inauguraciones a las que los invitábamos. 

Por las obras y gestión que relatas, tu reelección podría haberse dado por hecho, ¿qué pasó entonces?

Hay varios temas a tener en cuenta, desde la crisis social el escenario cambió. Además, el mismo día convivieron una elección histórica como la de constituyentes, con la de alcalde y concejales, y a eso se suma un ataque constante a nivel local de los candidatos que aspiraban a la alcaldía, que fue súper sucio, porque se basó en la denostación, el ataque. Ese reportaje creo que gatilla una repercusión muy fuerte en medios de comunicación y redes sociales. A mí me trataron de lo peor.

Y es tan difícil poder transmitir lo que uno siente a partir de esto. Cuando tú encendías la TV en cualquier horario, y luego veías las redes sociales, y te encuentras con una descalificación tan fuerte, se genera un daño enorme. Yo creo que en estos cinco años gané todas las batallas, y fueron años de batalla constante, pero lo raro es que finalmente perdí la guerra. Pero lo que me daña no es haber perdido una elección, sino la forma en que esto sucede.

Qué pasa con tus adherentes, ¿qué te dicen ahora que te vas?

Hay como una suerte de pena colectiva, y no es porque me vaya yo, sino porque de verdad estábamos haciendo mucho. Desde la crisis social que no tomé vacaciones, ¡porque siempre había mucho por hacer! Y eso tiene que ver con la vocación, y no con la política. La política es la que mide tiempos y recursos, pero la vocación va más allá. Nunca apagué mi teléfono, siempre estuve disponible, y si había que levantarse a las tres de la mañana a solucionar algo, lo hacía, y lo mismo pasó con nuestros equipos.

¿Son falsas las acusaciones, Cathy?

Absolutamente, y gratuitas. Mal intencionadas y con intereses políticos, pero el tiempo siempre da la oportunidad de que las personas se den cuenta, y en este caso la vida se encargará.

Cathy, se dice que cuando el río suena es porque piedras trae…

Pero también está el dicho: “Miente, miente, que algo queda”. El “miente, miente” es una práctica política muy usada por el más débil, por el desconocido que quiere entrar a política, y generalmente ese desconocido quiere entrar a la política por ambición, no por ayudar a la gente; y como no tiene propuestas claras, lo que hace es usar un nombre y dañar a través de mentiras, injurias y calumnias.

Imagino que un alcalde no está al tanto de absolutamente todo lo que pasa en sus departamentos, ¿hubo malas prácticas de otras jefaturas que te repercutieron a ti como alcaldesa?

Los alcaldes tenemos directores con responsabilidades decretadas. Por ejemplo, el administrador municipal es el que firma las horas extras, no es el alcalde. Yo asumí la dirección de uno de los municipios más grandes de Chile, con 4.500 funcionarios, y para ser gráfica, cuando un funcionario, un doctor de un consultorio, por ejemplo, trata mal a un vecino, no es el doctor quien lo hace, es la alcaldesa, eso pasa mucho. Pero acá nunca hubo un acto irregular y menos un ilícito.

Te refieres mucho al reportaje de Mega, o a los adversarios políticos que querían llegar al cargo. Pero ¿qué es lo que tú hiciste mal?, ¿hay alguna autocrítica que hagas hoy?

El tema es que a nivel mediato hay una falta de manejo al saber qué y cómo informar, y usar términos tan graves como “irregularidades” o “ilícito” que en el fondo son acusaciones, juicios. Y ¿sabes qué?, no tengo ningún tipo de dictamen en mi contra, nada. Entregamos un municipio con números azules, tema que ha sido público desde siempre a través de transparencia.

¿Hay algo que pudiste haber hecho de forma diferente?

Trabajamos tanto, que no se si puedo pensar en algo que pudiéramos haber hecho distinto, y perdona si hablo de obras o gestión, pero es inevitable acordarme de todas las veces que salimos a las seis de la mañana a repartir kits Covid o desayunos a las familias afectadas. Y sobre eso jamás un medio publicó algo.

¿Quieres seguir en política?

No lo sé.

Imagino que cuando ganas la elección de alcaldesa hay muchos llamados de la “elite política”, ¿hubo respaldo al perder?

¿Qué crees tú?

Tengo una teoría, pero quiero que tú me respondas…

Cuando ganas te rodeas de un montón de gente que ni siquiera conoces, y después simplemente no están.

Cathy, nunca dejaste de ser fashionista mientras fuiste alcaldesa, de hecho, se te criticó incluso el ser sexy…

En una ocasión le preguntaron a (Alejandro) Guillier qué opinaba sobre mi porcentaje en la Cadem, y él respondió refiriéndose muy mal a mi, tratándome de “esa pilucha”, y eso tiene que ver con que soy mujer. Si un hombre se saca la polera, nadie dice nada, y ¡yo no mostré nada en la foto de la polémica! Tenía un pantalón y una bata. Yo estoy orgullosa de mi cuerpo y de ser mujer.

Eres una de las chilenas más seguidas en Instagram, ¿ves las redes sociales como un trabajo o te ves desarrollando carrera de influencer?

No sé si como trabajo, pero sí como un canal de comunicación. Ha sido muy enriquecedor el saber que llego a las personas a través de las redes sociales, y si puedo llegar a ellos con un mensaje, feliz.

¿Alguien manejó tu Instagram mientras fuiste alcaldesa?

No, lo hago siempre yo. Y respondo prácticamente todos los mensajes internos que me llegan y lo hago con notas de voz, y la gente se sorprende mucho. Este es mi Instagram y trato de proyectar mensajes positivos siempre.

Cathy, en tu discurso inicial, cuando asumiste como alcaldesa, dijiste que querías ser recordada como la mejor alcaldesa de la historia de Maipú, ¿lo lograste?

Creo que los hechos hablan en el tiempo. Me voy satisfecha, porque cuando entregas todo, te vas con una sensación de paz. Cumplí con todos mis compromisos, incluso los multiplicamos.

¿Dónde te vamos a ver ahora?, ¿ya tienes claro tu próximo paso?

Me han preguntado y ofrecido muchas cosas, pero necesito primero unos días para sanar esa pena del alma, y creo que después de casi diez años en política, es necesario darse un tiempo para uno mismo. Durante los últimos cinco años viví más en el municipio que en la casa, y mis tres hijos y mi familia hoy tienen toda mi atención. Y como te dije, no suelo planificar tanto. #SARAH

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