Close

Las banderas y luchas de Esmeralda Pimentel

Por @palirosada

junio 2021

Podríamos partir esta entrevista dando el típico discurso de la belleza y talento de una actriz y modelo, pero eso sería muy fácil y muy obvio. Por eso quisimos ir un paso más allá y explorar en el discurso de una mexicana que brilla en las pantallas, y que grita ―muy fuerte― en sus redes sociales, con un mensaje potente y revolucionario.

¿Cómo describir la potente impronta de esta reconocida actriz mexicana? Ojos cambiantes, intensos, que en un instante pueden dejarse ver gris límpido y luego volverse verde esmeralda, como si nada. Cabello negro, estilo pixie, tan corto como Mia Farrow en la película “El bebé de Rosemary”, desafiando con su imagen cualquier paradigma social que le intente imponer ideas sobre la feminidad. Porque Esmeralda Pimentel (31) es libre y brillante como el significado de su nombre. Basta con un pensamiento suyo posteado en Instagram para revolucionar y movilizar a las mujeres que la siguen. De discurso potente, ha puesto su trabajo y talento a disposición del feminismo y la filantropía, y eso es valentía pura.  

“TODAVÍA SIGO SIENDO ESA CHIQUITITA”

Con esas palabras, Esmeralda comienza a describir una de sus fotos de infancia publicada en IG, donde tiene más de tres millones de seguidores. Una imagen en la que luce con la mirada curiosa, con ganas de devorarse al mundo, aunque manteniendo la fragilidad de la infancia. Abajo, un texto que invita a la acción: “Hoy desde SAVE THE CHILDREN hacemos un llamado a los gobiernos para proteger la niñez”, escribió. ¿Quién iba a pensar que esa chiquitita que se ha convertido en más de una ocasión en la antagonista perfecta sería realmente toda una heroína? 

Pero volvamos a su rol de actriz. Ha participado en varias series, películas, obras de teatro y teleseries “made in Televisa”, compartiendo set con estrellas de la talla de Maite Perroni y Pedro Fernández en “Cachito de cielo”. Luego volvió a ser la “mala” en “De que te quiero, te quiero”; hasta que en 2014 le llega la oportunidad de participar en “El color de la pasión”, teleserie en la que obtiene el primero de tres protagónicos. Luego vendrían “La vecina” y “Enamorándome de Ramón”, uno de los papeles más queridos por la audiencia.

Vamos al pasado, a esa Esmeralda que se da cuenta de que su vocación es la actuación, ¿cómo sucede esto? 

Pues, básicamente un día tuve la oportunidad de ver una clase de actuación que me impactó. Un par de meses después estaba haciendo audiciones para entrar a la escuela de actuación. Me aceptaron, y caí enamorada cuando tuve mi primera clase de teatro. 

¡Fue muy rápido! Y cuéntame, ¿cómo fue ser parte de “The Good Doctor”? ¿Te gustaría seguir dejando huella internacionalmente? 

Fue una experiencia maravillosa en todos los sentidos. El cast está conformado por personas súper nobles y excelentes compañeras de escena. Sin duda, tener la oportunidad de viajar y hacer lo que más amas en otro país, con una cultura distinta, es revitalizante y emocionante. A mí me interesan los proyectos bien escritos, y quiero formar parte de ellos, independientemente del país donde se realicen. 

¿Qué rol sueñas interpretar? 

Más que un rol en específico, me interesa interpretar personajes profundos y complejos, historias contadas por mujeres. Me interesa mucho la cocreación y colaboración con las mujeres de mi industria. 

Gracias a fenómenos como “¿Quién mató a Sara?” u “Oscuro deseo”, las producciones mexicanas están dando mucho que hablar internacionalmente, pero ¿qué me puedes contar de la industria de las teleseries y series por dentro?

Para muchos latinos es todo un referente y una meta llegar ahí. Dentro de la misma industria se viven realidades muy distintas y creo que depende mucho del tipo de proyecto, las cabezas de los mismos y la mezcla de personas y visiones que lo conforman. Si bien es verdad que cada vez hay más mujeres dirigiendo, escribiendo, fotografiando; también es cierto que falta inclusión, apoyo y oportunidades.

SELF LOVE QUEEN

“Amarme ha significado recorrerme, aceptarme y hacer las paces con mi sombra, mis imperfecciones y mis miedos, y poder decirme: esta también soy yo”, escribió hace unos días en redes sociales. Reflexiones sobre el amor propio que de vez en cuando realiza para compartir con sus fieles followers. “Amarme implica también reconocer mi grandeza, inteligencia, complejidad y mi poder”, señaló. 

Participaste en concursos de belleza cuando eras muy joven. ¿Hoy tienes la misma percepción sobre este tipo de certámenes que en ese entonces? 

Para nada. No puedo juzgar ni señalar a la Esmeralda de 17 años que participó en ese certamen, desde la mujer feminista que soy hoy. Eran otros tiempos, tenía otra mentalidad, vivía una realidad radicalmente distinta. Lo recuerdo como una experiencia muy compleja, porque apenas estaba formando mi personalidad, cuestionándome qué quería hacer con mi futuro; era la primera vez que me separaba de mi familia y amigas por tanto tiempo. 

¿Recuerdas cómo fue el proceso?

Sí, tenía que adaptarme a una serie de rutinas y compromisos para verme, caminar, y comportarme de cierta manera. ¡Una manera totalmente distinta a mí! Jamás me había concebido o medido desde esos conceptos de belleza. No tenía noción de tallas, dietas, gimnasio, etc. Era una joven totalmente libre de esos prejuicios antes del concurso.

Sin embargo, algo debe haber quedado de ese tiempo que atesores.

Sí, conocí a compañeras maravillosas que hoy por hoy siguen siendo mis amigas y a las que admiro enormemente. Sin embargo, la realidad es que esos certámenes perpetúan estereotipos y roles dañinos, fomentan la cosificación y violencia simbólica hacia las mujeres. 

NI UN PELO DE NEGATIVIDAD

Hace unos meses, cuando Esmeralda se rapó por completo el cabello, contó a través de Instagram stories que fue rechazada y discriminada por su apariencia. Aun siendo una actriz talentosa, con una ascendente carrera y de belleza hegemónica, no le permitieron ser parte de ciertas producciones audiovisuales, lo que provocó en ella una fuerte depresión, además de desubicados comentarios en redes sociales. Sin embargo, ocupó esa instancia para animar a sus fans a nunca rendirse y seguir sus sueños, dando vuelta por completo la situación: «Nunca me había sentido tan guapa, tan segura de la persona que veo en el espejo. Nunca me había sentido más feliz”, recalcó.

Hablando de estereotipos, en redes sociales estamos expuestos a comentarios positivos y negativos, incluso crueles. ¿Cuál sería tu consejo a las chicas para enfrentarlo con seguridad? 

La violencia digital puede afectar nuestra salud mental y física. Mi recomendación es aprender a ser selectivas con el tiempo y energía que dedicamos a las redes sociales, y con el contenido que consumimos. Sobre todo, proteger nuestra privacidad y datos personales. Es necesario reportar y denunciar los comentarios o abusos por parte de otros usuarios porque nadie tiene derecho a violentarnos. El internet debe ser un espacio seguro y libre para tod@s. Les recomiendo también informarse con la colectiva LUCHADORAS MX, ahí tienen un montón de info buenísima para el internet feminista y seguro. 

¡Ese es un muy buen dato! Dentro de este contexto, ¿qué te parece el movimiento body positive? 

Creo que requiere de un proceso profundo de deconstrucción de estas ideas, modelos y estereotipos con los que crecimos y que continuamos viendo en todas partes, en las revistas, en la industria del entretenimiento, en redes sociales, etc. Y es muy equivocado decirles a las mujeres: “Ámate tal y como eres”, ¡porque no es así de sencillo! Eso toma tiempo y sobre todo es un trabajo a nivel individual y en comunidad con otras mujeres, para aprender a mirar nuestros cuerpos con ternura y tratarlos con respeto cuando han sido objeto de violencia machista por siglos. 

¿Qué nos hace falta como sociedad?

Pienso que es necesario fomentar la despatriarcalización de nuestros cuerpos y así revincularnos y recuperar nuestro placer, la sabiduría de nuestros cuerpos, respetar sus ciclos y ritmos, independientemente de la forma, peso, color, estrías, celulitis, vellos, etc.

EL PRESENTE ES FEMENINO

Según una publicación de BBC, en México el 2020 hubo 3.723 muertes de mujeres, entre ellos feminicidios y homicidios dolosos. La cifra es impactante, pero lo que más duele es que es prácticamente igual a la de su año antecesor, cuando la pandemia del Coronavirus aún no modificaba nuestros estilos de vida. Es decir, estar en casa no representa estar a salvo. Comprometida con la visibilización de estas problemáticas es que Esmeralda ha hecho de sus redes sociales una vitrina virtual para exponer todo lo que traiga justicia.

Eres activista y feminista en México, donde hay una tasa de femicidios muy alta. Al ser una figura pública, ¿sientes cierta responsabilidad de visibilizar esta lucha? 

No me considero activista, mucho menos cuando conozco a personas que sí lo son y dedican su vida y tiempo enteros a serlo. Me duele la realidad de mi país, me sangra el corazón, y al mismo tiempo siento un profundo amor y orgullo de la resiliencia que vivir aquí nos ha dado a sus ciudadan@s. Soy privilegiada del impacto que puedo llegar a tener en otras personas y por eso mi plataforma está al servicio de visibilizar los temas que me atraviesan. Creo que cultivarnos y hacer lo que esté en nuestras manos para tener un país más digno y justo, es un deber de tod@s y no una cuestión exclusiva de activistas. 

¿En qué momento conectaste con el feminismo y cómo lo hiciste propio? 

Fue a partir de la primera marcha a la que acudí, hace ya bastantes años. Erendira Ibarra (actriz y guionista mexicana) me convocó. Jamás olvidaré lo que viví ese día. Ver el dolor y la frustración de tantos padres de familia sosteniendo una pancarta con la fotógrafa de su hija o hijo, caminando en silencio… Cuando llegamos al Ángel de la Independencia y se mencionaron sus nombres, sentí rabia e impotencia, y entendí por primera vez que esa ha sido la realidad de millones de personas en este país que han perdido a sus familiares y seres amados a causa de la violencia, la desigualdad y que desafortunadamente la mayoría de esos casos se convierten en carpetas olvidadas, silenciadas por un sistema corrupto e injusto. 

Es fuerte darte cuenta de la gravedad de esta situación en Latinoamérica. 

Así es, y por eso decidí no tener una actitud pasiva. 

Según tu experiencia y visibilidad, ¿cuál es la forma de poner un granito de arena?

Cuestionando y transformando radicalmente la manera de pensar, y fue así como mi rabia y mis ganas me fueron llevando a conocer literatura feminista, a unirme a marchas, a investigar sobre la realidad que viven otras mujeres en otras partes del mundo. Creo que feminismo es cuestionarlo todo una y otra vez. #SARAH