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Felipe Ríos: Renacido, reiniciado y reencontrado

Por @ahorapinto

abril 2024

Es dueño de uno de los rostros más memorables de nuestro show business nacional y a pesar de haber mantenido una “vida pública” siempre vinculada a su trabajo, se encuentra viviendo una sorprendente e inspiradora nueva versión de sí mismo, dejando atrás prejuicios e iniciando nuevas etapas en la segunda mitad de su vida. Lejos del muy querido Perham, él es Felipe, con “F” de Feliz.

Corrían los últimos años de la década del 70 y un pequeño y muy carismático niño de 2 años cantaba frente a todo Casablanca en la inauguración del jardín infantil “Trompito de Siete Colores”, casi como un preámbulo de lo que sería su vida completa. Varios años más tarde, ese pequeño niño se transformó en actor, grabó 13 películas, más de 20 series y teleseries, participó en más de 30 obras de teatro, varias de ellas como director y participó en varios programas de tv en los que ha sido chef, cantante y bailarín.

Su rostro forma parte del ideario colectivo nacional desde inicios de los 90, cuando fue reclutado por Vicente Sabatini en plena época dorada de las teleseries e interpretó a icónicos personajes que le valieron cariño y reconocimiento. ¿Un ejemplo? Perham California, un carismático gitano del que el actor no ha podido “escapar” desde que grabó Romané el año 2000.

UN PEQUEÑO FELIPE 

Siendo niño vivió en Casablanca, Los Andes y La Serena. Su padre trabajaba en un banco y producto de ello tenía constantes cambios de ciudad. Pero los cambios no fueron lo único que definió la personalidad del actor, viviendo en Casablanca y sin edad aún para el jardín infantil, un día la directora del colegio de la localidad lo invitó a asistir como oyente a clases, “como era bien avispado, empecé a pasar de curso y de ahí se normalizó el que yo fuera uno o dos años adelantado a los cursos que me correspondían”, de esta forma, terminó el colegio a los 16. 

¿Qué pasó cuando saliste de cuarto medio?

En esa época vivía en Puerto Natales, pero era un pueblito chico, no ofrecía nada que a mí me gustara mucho, artísticamente no pasaba nada y saliendo de cuarto medio, me vine directo a Santiago a ser universitario. Como quería estudiar algo artístico, me fui a estudiar piano a la Universidad de Concepción, pero llegué allá y estaba solo y me sentí raro, me quedé una semana y sin  avisarle a nadie, me devolví. Y justo llegué en la última semana de postulaciones para las escuelas de actuación y postulé.

¿Cómo tomaron tus padres esta decisión?

Se lo tomaron bien, yo siempre fui del lado artístico, fue lo mío siempre, la música, el baile y la actuación, no era rebeldía, al contrario. Además, mis papás son unos viejos increíbles, apañadores, siempre nos dejaron ser libres.

Empezaste a trabajar casi al mismo tiempo de haber entrado a estudiar…

Sí, entré a estudiar teatro y al año ya estaba trabajando. Y después, cuando estaba en tercer año, el Andrés Pérez montó una Pérgola de las Flores en la Estación Mapocho, era gigante, hizo una audición en la Universidad de Chile y me dio uno de los roles principales.

¿Cómo llegaste al mundo de las teleseries?

Llegué por el Pablo Illanes. Él estaba escribiendo Playa Salvaje, éramos muy amigos en esa época y como a los dos meses que habían partido las grabaciones, apareció un personaje que era extraño, un punk bien rasca, y ahí Pablo me invitó a participar. Y eso fue lo primero que hice. Ese año Fernando González me llama para la ópera de Tres Centavos siendo eso todo un catapultazo, porque era muy exitosa, estuvimos ocho meses en cartelera, y creo que el Vicente (Sabatini) la fue a ver también, y de ahí me llamaron a La Fiera.

Empezar en La Fiera fue empezar en grande…

Claro, fue ¡La Fiera! En esa época entramos varios de la escuela, ahí hubo un semillero de talentos. De hecho, todos los años iban los directores a la escuela de teatro en los egresos o los exámenes de fin de año, para encontrar talentos. 

Tú empezaste en la era de oro de las teleseries… ¿Qué recuerdos tienes de esos momentos? ¿De ese viaje a Chiloé?

Fue lindo todo, como experiencia y por el cariño. Era muy bonito porque venían con el elenco de Sabatini. Era un orgullo pertenecer a ellos, te aseguraba una súper buena vitrina. Yo tenía compañeros a toda raja, no tengo nada malo que decir, lo pasábamos muy  bien, y siempre afuera del hotel éramos unos rockstars, estaba lleno de gente esperando.

¿Alguna anécdota con respecto a ese boom? ¿Algo así como un acoso en el buen o mal sentido de la palabra?

Una vez nos invitaron a hacer un evento en una discoteca donde teníamos que bailar, y  claro, no faltaban las manos que se metían por lugares que no tenían que estar. 

¿Cuál es el personaje más querido para ti?

El que más me gustó fue uno que hice en Pampa Ilusión, que era un personaje súper chiquitito, pero a mí me encantaba. Era un huasito que vendía agua en el pueblo en un burro. Después, llegaba una compañía de Teatro, lo captaban y lo hacían actor.

Hace 24 años que me dicen Perham. Ahora lo encuentro glorioso, antes me molestaba, ahora me encanta, lo encuentro la raja.

La gente en la calle suele llamar por el nombre del personaje que más recuerda a los actores…

¡Perham! Hace 24 años que me dicen Perham. Ahora lo encuentro glorioso, antes me molestaba, ahora me encanta, lo encuentro la raja.

¿Cómo recuerdas la guerra de las teleseries?

Era choro, se ponían de acuerdo los canales de lanzar el mismo día su teleserie; nos juntábamos a ver el primer capítulo todos, con un gran cóctel tomando champaña.

UN ACTOR QUE SALE DE SU ZONA DE CONFORT 

Felipe, tengo la impresión de que hay un momento en tu carrera con un punto de inflexión. Venías haciendo una carrera actoral 100% y te empiezan a llamar a programas de concursos, de baile, de canto… ¿Cómo fue eso para ti? 

Lo primero que hice fue Cantando por un Sueño, era un programa animado por la Vivi Kreutzberger, que estaba más manejado que la cresta, ganó la Cathy Barriga como la mejor cantante, imagínate (ríe). Ahí fue la primera vez que me tocó participar en una cosa así como más no sé si es real, pero más de concurso y competencia, después vinieron Masterchef, El discípulo del chef y Bailando por un sueño.

Lo primero que hice fue Cantando por un Sueño, era un programa animado por la Vivi Kreutzberger, que estaba más manejado que la cresta, ganó la Cathy Barriga como la mejor cantante, imagínate.

¿Hay una conversación interna antes de aceptar estos programas, del tipo “me desperfilaré”? Te pregunto porque hay una corriente de actores que son super “arte” y no le gusta salir de su rol de interpretar personajes…

Lo que pasa es que claramente las ofertas no han sido muy numerosas, entonces me lo tomo como un trabajo, porque uno tiene que seguir viviendo, comiendo y pagando arriendo, a veces no lo piensas mucho, además, tampoco son cosas que te vayan a jugar en contra, son programas de concursos y listo. Y le pongo el mismo power; en el Bailando éramos esclavos de los ensayos.

Tengo varios compañeros que se creyeron de verdad el cuento de la fama y después de que dejaron de aparecer en televisión se les fue a la chucha un poco el cuento y enfrentan una depresión grande.

¿Te gusta la fama?

Me gusta que reconozcan mi trabajo. Pero no sé si me gusta que todo el mundo sepa todo. Hay que ser cuero de chancho, hay que saber manejarla, hay que estar con las patitas bien puestas en la tierra y tienes que ser inteligente y tener un grado de humildad superimportante para poder sobrellevarlo. Tengo varios compañeros que se creyeron de verdad el cuento de la fama y después de que dejaron de aparecer en televisión se les fue a la chucha un poco el cuento y enfrentan una depresión grande. La gente es la que te sube y es la que te baja y eso es superfuerte.

DE ACTOR DE MODA A PROTAGONISTA DE LA MODA

Tanto el photoshoot que acompaña esta entrevista como las últimas apariciones públicas de Felipe Ríos, muestran a un hombre que ya ha pasado los 45 años y que se ve más resuelto, más libre y más desenvuelto que nunca. Ha dejado atrás prejuicios, se ha abierto a nuevas expresiones de arte y de sí mismo, y no le teme a usar un vestido ni a exponerse a comentarios y opiniones de quienes eventualmente podrían criticarlo.

Asististe hace poco a un evento y un reel de Sarah te mostró pasando por una red carpet con un vestido y actitud increíbles. Lógicamente, hubo varios comentarios criticando, eso es natural, pero lo que me llamó la atención en ese video viral fue que respondías a la gente como peleando incluso, ¿es necesario responder las críticas?, ¿no es más fácil simplemente omitir?

Ese es un súper ejemplo, yo no sé por qué ese reel que subió Sarah, que era muy bonito y que fue en el Coquimbo Fashion Week, tiene como un millón de reproducciones y treinta mil comentarios; uno puede decir “me gusta el look”, “no me gusta el look”, “se ve bien”, no sé… pero de ahí a decir este “maraco conshesumadre, no sé  cuánto”, a pito de nada, ahí es donde me baja el indio. Yo representé a un diseñador para ese desfile. Entonces, claro, hay ataques que son personales y yo digo “¿por qué uno tiene que bancarse toda la mierda de la gente, porque sí?”.  

Uno puede decir “me gusta el look”, “no me gusta el look”, “se ve bien”, no sé… pero de ahí a decir este “maraco conshesumadre, no sé  cuánto”, a pito de nada, ahí es donde me baja el indio.

¿Eso te hace replantearte futuras invitaciones?

No. De hecho en esta edición de la revista Sarah, que lo recatado no es para mí, a mí me gusta innovar, me gusta la cosa andrógina dentro de la moda.

Percibo a un Felipe Ríos mucho más liberado… ¿es así?

Si bien nunca me han preguntado directamente mi sexualidad, tampoco es tema. O sea, yo  creo que ya esas preguntas son como de décadas pasadas. Ahora tienes un abanico gigantesco. Compartirlo o no compartirlo, es cuestión de cada uno.

UN SOLTERO DESPUÉS DE 24 AÑOS DE RELACIÓN 

Felipe sostiene que “no es tema” hablar de condiciones u opciones sexuales, es algo “vintage”, nos dice, al tiempo que asegura no ser una persona de banderas multicolores y no se siente en ningún sentido un referente LGTBQI+, aunque el asistir a una alfombra roja usando una pollera o vestido, sin duda es una especie de manifiesto que contribuye de alguna forma a abrir mentes y despojarnos de prejuicios.

No es un hombre que hable mucho de su vida íntima, de hecho muy poco supimos de su ex pareja con quien compartió 24 años y siempre mantuvo separado de su vida pública, hasta ahora, que después de más de dos décadas vuelve estrepitosamente a la soltería. 

Esta especie de liberación de todo coincide con el fin de tu relación de 24 años…

Yo ahora me siento en una etapa distinta, estoy renaciendo nuevamente, vengo saliendo después de 24 años de una relación muy importante que se acabó. Viene un año nuevo, viene un renacer, un florecer de nuevo, en esa estoy, súper abierto al universo, abierto al mundo, a que vengan cosas buenas, a que vengan trabajos lindos, a reencontrarme con gente que a lo mejor quedó en el camino. Estoy en otra parada y creo que ha sido súper beneficiosa para lo que viene ahora en mi vida y mi carrera.

Hace 10 meses que esto se acabó, ha sido un duelo bastante largo. Pero hay que seguir adelante y cuando te dicen que no te aman, uno tiene que entender que no te aman más, y ya está.

Después de 24 años, ¿cómo se pone uno de nuevo el “traje de soltero” y se para en la calle?, ¿te ha complicado eso? 

Hace 10 meses que esto se acabó, ha sido un duelo bastante largo. Pero hay que seguir adelante y cuando te dicen que no te aman, uno tiene que entender que no te aman más, y ya está. La vida sigue y sigo siendo bello y joven, aunque esté cerca de los 50, pero tenemos un poco de vida por delante que se puede aprovechar y se puede disfrutar y vivir básicamente.  

Tiene que ver esta soltería reciente con esta apertura a ponerte una falda para ir a un evento…

No, para nada. O sea, yo desde mucho antes no tenía complicaciones con ponerme una falda arriba de un pantalón o a ocupar un zapato con taco alto. Siempre me gustó transgredir un poco.

Hablando de la época de oro de las teleseries, dijiste en una entrevista que si se percataban que un actor era gay, lo despedían. ¿Tan así, o era más bien mito?

No sé si era tan así, pero pasaba sobre todo en un canal que era más católico que otro en esa época. Y también en el canal que yo trabajaba había un director que no voy a decir el nombre, pero alguna vez lo escuché, era maltratador, lo escuché decir por el sono algo como «dile, ese maricón, no sé qué, no sé cuánto…». Bueno, después lo desvincularon.

¿Alguna vez esos malos tratos eran para ti?

Una vez yo estaba al lado del que coordinaba piso, que estaba hablando de mí. Pero también trataba mal a la Luz Jiménez, que era una santa, al mismo Ricardo Fernández, a varios. 

Claramente, me abandero por la comunidad gay, pero no me han hecho sentir que soy ícono de ninguna  comunidad. Yo tampoco ando con la bandera homosexual por la vida.

¿Te sientes o te han hecho sentir ícono o estandarte de alguna forma de la comunidad  LGBTIQ+?

No, para nada. Claramente, me abandero por la comunidad gay, pero no me han hecho sentir que soy ícono de ninguna  comunidad. Yo tampoco ando con la bandera homosexual por la vida.

Hablemos del amor… ¿quiénes son y qué significan para ti, Casimiro, Lupita, Nicanor y Violeta?

Yo tengo cuatro perros que los amo y son lo máximo. El Nicanor es el más viejito, tiene 12 años así que le queda poquito. Pero los he gozado, los he disfrutado.

Hay parejas que están decidiendo no tener hijos y tener perro y, de alguna forma, se normaliza esa relación que alguna gente ve como un poco loca, ¿cierto?

Uno los quiere y los trata con el amor que les puedes dar no más. A mis perros los adoro,  y los quiero, los trato lo mejor que puedo y les doy la mejor vida que puedo darles. Es como si fueran hijos también. Yo no quiero tener ni voy a tener hijos. En algún momento lo pensé pero ahora ya no, aparte son caros, mucha plata y ya estamos viejos para pensar en crianza.

¿Cómo lo hacen con esa tuición compartida de los perros?

Nos vamos poniendo de acuerdo, dos para allá una semana, dos para acá otra semana. Casi como si fueran unos niños. No tanto tiempo separados, porque están acostumbrados a estar juntos.

Hace mucho rato que la actuación dejó de ser un negocio, nunca ha sido muy estable la verdad, pero los últimos cuatro años han sido años supercomplicados, terribles, ya no se pone mucha plata para cultura, no hay financiamiento para hacer teatro.

Hablemos de la estabilidad económica de los actores, un tema del que se ha conversado harto en el último tiempo. Viviste la época dorada y estable, y la nueva, que es sin contratos anuales, en que muchos actores han tenido que emprender. ¿Cómo vives este cambio de paradigma?

Muy complicado porque claramente hace mucho rato que la actuación dejó de ser un negocio, nunca ha sido muy estable la verdad, pero los últimos cuatro años han sido años supercomplicados, terribles, ya no se pone mucha plata para cultura, no hay financiamiento para hacer teatro. Hay grandes productoras que hacen sus proyectos en cine o series chilenas que, por lo general, trabajan con el mismo grupo de actores, ya no se diversifica mucho y está complicado, es súper difícil, nos pega.  

Todos los actores ahora están actuando y haciendo algo más, ¿no?

De hecho, ahora entré a un canal que se llama WAPTV, partí con un programa nuevo mío que estoy conduciendo, se llama La última del día, y es un programa de entrevistas que se va a hacer desde un camarín de teatro. Van a ir todos los amigos actores, directores, guionistas, músicos, cantantes, y les voy a hacer una entrevista desde el camarín del teatro, un poco antes de salir como a la gran función.

¿Cómo te relacionas con las redes sociales, las campañas, etcétera?, ¿te gusta, te sientes cómodo? 

Me gusta, pero soy súper tonto, no sé manejar las redes sociales, no sé monetizar las redes sociales. Voy a tener que pedirle a alguien que me enseñe, porque de verdad que si lo pudiera hacer lo haría ya que no estoy en mi mejor momento monetario, muy por el contrario, está todo superdifícil, así es que me encantaría poder y saber hacerlo. 

Participé en la campaña de Lagos, porque me gustaba, creía en él, lo encontré con un mensaje potente y no me  arrepiento, lo pasé muy bien participando en la campaña, recorriendo Chile con el presidente.

¿Por qué participas en campañas políticas?

Participé cuando chico por idealismo, participé en la campaña de Lagos, porque me gustaba, creía en él, lo encontré con un mensaje potente y no me  arrepiento, lo pasé muy bien participando en la campaña, recorriendo Chile con el presidente. En ese momento éramos un grupo de actores; por lo general, los actores apoyamos los gobiernos de izquierda.

¿Cómo viene tu 2024?

Vamos con una obra de teatro nueva, el segundo semestre, que es basada en la película de Ettore Escola, «Una giornata particolare», la vamos a hacer con la Alessandra  Guerzoni, estamos empezando a concretar cosas para partir ese proyecto que viene muy bonito y, por otro lado, también estoy con una obra nueva sobre el bullying, que a la vez voy a dirigir, la está escribiendo un amigo que se llama Carlos Otondo, que escribió un libro que se llama Macho Beta.

¿Cómo es tu día a día? Armemos una especie de rutina…

Bastante relajado, como te dije me separé hace poco, me fui a vivir a la playa hasta noviembre, me aislé un poco allá para pasar un poco el duelo y en noviembre volví porque me invitaron a un trabajo en Santiago y cuando me arrendé el departamento acá, una semana antes el programa se bajó, fue lo peor que me pudo pasar porque yo no quería volver a Santiago y ya había arrendado un departamento.

Te hemos visto haciendo teatro, teleseries, musicales, ahora me hablas de dirigir también, ¿dónde te sientes más cómodo?, ¿en qué área de tu carrera?

Actuando en teatro. #SARAH

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