Cuando me señalaron que debía entrevistar a Natalia Ramírez, sufrí un microinfarto. Pero uno de los buenos. De esos que se generan por mil pulsaciones de alegría en un solo segundo, pues no solo se trata de una de las protagonistas del triángulo amoroso más visto en la historia de las teleseries del mundo, sino además de una actriz que hizo un personaje que logró trascender 25 años, y que -curiosamente- conforme pasan los años, de villana o antagonista va mutando en el corazón de las personas, pues la vamos comprendiendo, y con ello, la vamos queriendo, y eso es toda una hazaña.
Me recibe en su habitación de hotel, se encuentra en Santiago a un día de la presentación de su obra “Muertas de la risa” que protagoniza junto a su entrañable amiga Lorna Cepeda, sí, la misma “peliteñida” que usted recuerda, y sí, son tan amigas en la vida real como en Betty la fea. Me recibe en su habitación con la actitud de quien recibe a un amigo en su casa, le digo: “soy muy fan, trataré de hacer esto de la forma más profesional que pueda”, sonríe, me dice gracias, y hablamos una eternidad, es que su voz dulce, ojos interesados en el interlocutor y disposición divina, hacen que con Natalia el tiempo no importe. ¿Una confesión? por algunos segundos me pareció hablar con Marcela Valencia, pero solo unos segundos.
Amiga, amigo, usted está a punto de leer la entrevista de una dama de la actuación latinoamericana, una mujer talentosa que solo por su trabajo, está instalada incluso en un Record Guiness por ser parte de la teleserie más exitosa de todos los tiempos. Ella es Natalia Ramírez, alias “Marce”.
MÚSICA, MARKETING Y UNA GRAN OPORTUNIDAD: LA ACTUACIÓN
Muchas actrices hermosas o rostros de tv iniciaron su carrera en el modelaje, se trata de una historia común, pero en el caso de Natalia Ramírez, la historia es diferente. Antes de ser la aclamada actriz que es, fue una niña cantante, pero no una cantante cualquiera, sino una publicitaria. “Empecé muy pequeña a trabajar en eso y a hacer no solamente los jingles, sino también locuciones para productos infantiles».
¿A través de la música llegaste a la publicidad?
Sí, y el mundo de la publicidad se empezó a meter en mí, cuando terminé mis estudios de bachillerato, entré a estudiar publicidad y mercadeo. Y hasta hoy es una de las cosas que más amo en el mundo, la publicidad y la música publicitaria.
Me interesa lo del mundo de los jingles, ¿cómo llegaste ahí siendo niña?
Yo empecé de niña en el coro de la iglesia, estuve en el conservatorio nacional, en los coros, en las competencias de canto de intercolegiales y eso. Luego arrancó un programa que se llamaba algo así como Factor XS, de niños, y yo me inscribí, y ahí me empecé a involucrar con los jingleros.
Y esa Natalia de doce años que estaba trabajando, percibiendo sus primeros ingresos probablemente comprando su ropa, ¿soñaba o daba por hecho que iba a tener una carrera en las comunicaciones, en la música o en la tv?
En la publicidad. Yo hubiera querido ser la directora y presidenta de Leo Burnett o de Malcolm Erickson. Seguramente si lo hubiera seguido, lo hubiera logrado, no tengo la menor duda; soy muy trabajadora y muy disciplinada.
Pero a través de la música es que llegué a la televisión. Yo cantaba toda la música publicitaria de varios canales, sobre todo las cortinillas para sus programas deportivos, para sus programas de entretenimiento. Y así fue que me entero que estaban a punto de producir una novela llamada “Quieta margarita”, donde la protagonista tenía que cantar, me llamaron para audicionar y quedé.
¿Habías actuado antes?
No, yo estaba muy preocupada porque yo decía: «Yo no sé hacer esto». Entonces el mismo canal me puso un mentor con el que estuve trabajando y, por supuesto, era muy mala, y mis compañeros eran muy buenos (ríe).
¿Qué edad tenías?
Cuando hicimos Quieta Margarita, eso fue en el 87, tenía 21.
¿Y tú trabajabas en una agencia de marketing en ese momento?
Llevaba cuentas, era ejecutiva, sí, pero claro, ahí tuve que desentenderme de eso, renunciar. Yo había hecho una carrera en la publicidad muy rápida, y ni siquiera terminé mi carrera, me faltaron dos semestres; y yo ya estaba trabajando en la agencia.
Te estaba yendo de lujo, pero llega la oportunidad de la tv, ¿te lo cuestionaste?
No, yo gané ese casting y estuve trabajando con ellos un año y medio haciendo la novela. Luego yo dije: «No, esto no es lo mío», porque sufrí muchísimo, tuve un director muy estricto, de esos que gritaban…
¿Le fue bien a la novela?
Le fue muy bien, pero por mis compañeros, no por mí. Pero digamos que era la carita nueva, era la cachorra.
Y te empezaste a enfrentar con los autógrafos y las fotos y todo eso, ¿no?
Sí, pero en esa época era todo tan distinto… No había fotografías, eran autógrafos. Sí, era todo con cariño.
Y luego volví a la publicidad y seguí trabajando casi dos años en mi agencia, avanzando en mi carrera, hasta que me volvieron a llamar de la tele, y ahí ya mi jefe me dijo “o aquí o allá”, y claro, la oportunidad era muy buena.
«La televisión es inestable. Hoy puedes estar trabajando y puede pasar un año y no estás haciendo ningún papel. Puedes estar haciendo teatro o cine, pero hay momentos en que no sale nada».
Natalia Ramírez
Era más rentable, ¿no?
No, lo que pasa es que la televisión es inestable. Hoy puedes estar trabajando y puede pasar un año y no estás haciendo ningún papel. Puedes estar haciendo teatro o cine, pero hay momentos en que no sale nada.
¿Fuiste ordenada con la plata?
Sí, me gusta hacer negocios. He tenido bares, picaderos, he tenido multinivel, he hecho producción de teatro. Siempre trato de ocuparme en diferentes cosas y afortunadamente siempre me ha ido bien, siempre he sido muy ordenada con la plata y aconsejo mucho a mis compañeros con el dinero.
Háblame de tu familia y este momento tuyo de “la tv o la publicidad”, ¿no te aconsejaron decirle que no a la actuación”?
No, afortunadamente, mi papá es un amante de la música y siempre me apoyó. Nunca tuvo un rechazo. (Mis padres) estaban preocupados porque, pareciera que el ambiente artístico es muy malsano. Y en esa época era muy malsano, la verdad. Creo que en este momento estamos muy bien, mucho mejor.
¿A qué te refieres con que era malsano?
Había mucha droga en el campo. Pero yo tenía las herramientas y mi papá y mi mamá sabían que me habían puesto muy bien en ese plano, por eso no caí jamás. Hubiera podido caer porque estaba prácticamente puesto en bandeja de plata. Pero soy tan disciplinada que realmente cuando voy a trabajar, voy a trabajar.
Y DE PRONTO UN DÍA… ¡A HACER HISTORIA!
“Yo soy Betty, la fea” es la teleserie más vista de la historia. No, no de la historia de Colombia, ¡de la historia mundial! Y es que los ingredientes de su éxito no son pocos: un guión muy original, su lanzamiento en épocas de gloria de la tv, un casting de lujo y un largo etcétera confabularon para que la teleserie fuese adaptada en 22 países, haya obtenido un Record Guinnes, y así un sinfín de hitos que no enumeraremos pues nos faltarían páginas, pero… solo uno más: nuestra Cecilia Bolocco hizo dos cameos que aún recordamos en Betty la fea, ¡todo un suceso de la época!
Miles de mitos e historias se han tejido en torno a esta producción que por el éxito de audiencia, debió alargarse más de dos años, y se transmitió en simultáneo en toda América para dar luego el salto a todo el globo. Tal fue su éxito que a la fecha ya se han realizado tres secuelas de Betty la fea con elenco original: Ecomoda, un año después del final de la teleserie original; Betty la fea versión teatro; y lo más reciente, “Betty la fea, la historia continúa” transmitida por Amazon Prime desde el 2024.
¿Es verdad que las jornadas de grabación eran extenuantes? ¿Es verdad que los protagonistas ganaban muy poco? ¿Es verdad que RCN estaba al borde de la quiebra cuando inició la teleserie? Todo esto se lo preguntamos a una de sus principales actrices, Natalia Ramírez o… Marcela Valencia, como usted quiera recordarla.
¿En qué momento llega el llamado de Betty La Fea?
El llamado a Betty la fea llega en el 99. Yo estaba haciendo una teleserie que se llamaba “El amor es más fuerte”, y llamaron a hacer audiciones, fui sin ninguna expectativa. No sé por qué me tocó, pero me llamó Fernando Gaitán.
Hice la audición, y cuando terminé de leer el guión, le dije a mi agente: «Esto es complicado, o nos va muy bien o nos va muy mal. De todos modos, si quedo, le meto toda la ficha como siempre”.
¿Cuál fue la receta del éxito desde tu mirada?
Primero, el elenco. La gran mayoría ya no nos conocíamos y habíamos trabajado juntos antes, y además hubo un gran equipo de mercadeo y publicidad. O sea, la campaña de expectativa que generó el canal fue maravillosa. No digo que fuera un éxito por la campaña, pero permitió arrancar muy bien en Colombia.
¿En qué momento se empiezan a dar cuenta del éxito?
Nosotros no nos dimos cuenta, pues estábamos grabando entre 16 y 18 horas diarias, de lunes a sábado.
Eso sería un maltrato laboral hoy día…
Claro, por supuesto, en esa época no existía lo que existe ahora. Sabíamos cuándo llegábamos, pero no cuándo terminábamos y el llamado era siempre a las 7 de la mañana. Así hubiéramos terminado a las 4 de la mañana. Entonces, cuando empezaron a llegar ustedes los periodistas, ahí recién nos empezamos a dar cuenta.
Y así estuvieron dos años…
El 90% de Betty se grabó en estudio, entonces estábamos como en una burbuja, así fueron dos años y medio.
«Se invitó a Shakira (a hacer un cameo en Betty), pero ella estaba en un problema con su visa americana y no podía salir en ese momento y no pudo participar».
Natalia Ramírez
Algo que se recuerda mucho fueron los cameos de los otros países, los canales que tenían Betty mandaban a sus rostros a aparecer en uno o dos capítulos. De hecho uno de los más comentados fue el de Cecilia Bolocco, que era rostro del canal que acá exhibía la teleserie…
Esa fue una idea que se le ocurrió a Fernando Gaitán (creador de Betty). Invitó primero a cantantes como Charlie Zaa, a quien se supone que Hugo Lombardi le diseñaba todas sus prendas. Luego, en los lanzamientos, invitábamos a artistas especiales; se invitó inclusive a Shakira, pero ella estaba en un problema con su visa americana y no podía salir en ese momento y no pudo participar.
¿Cómo cambia tu vida en estos dos años y medio?
Mucho. Cuando la novela se estaba acabando, Lorna y yo tuvimos una oportunidad muy buena de entrar a otro canal extranjero. Yo tenía una carrera muy buena en Colombia, pero no tenía un mercado internacional. Betty me brinda la oportunidad de entrar a Telemundo en Estados Unidos. Era una oportunidad muy grande.
¡Obvio! el canal líder para el mundo latino…
Claro. Ya llevábamos mucho tiempo con estos personajes; y tuvimos que renunciar para tomar esta oportunidad, entonces nos fuimos un mes antes de que la teleserie terminara.
Pero, ¿y cómo lo hicieron? No sé si te estoy entendiendo. Ustedes renuncian en el fondo, ¿cierto?
Sí. En Colombia los contratos que tú haces en una novela se hacen por un año. Luego, cuando sigue, se va renovando mes a mes.
Eso le da un poder a los actores también…
En esa época no habíamos negociado nada. El canal no quería renegociar (ríe).
¿Seguías ganando el mismo sueldo que el primer mes?
Desde el día uno.
¿Pero por qué?
Porque así se presentó. Igual el canal en ese momento estaba en una situación muy complicada.
Sí, te iba a preguntar si era mito o verdad que el canal estaba casi en quiebra cuando lanzaron Betty…
Sí. Betty lo levanta y lo levanta muy bien. Pero eso también era un desafío, los personajes pegaron tanto que no nos llegaban más propuestas. Entonces cuando me llaman de Telemundo, fue un gran “siiii” (ríe).
O sea, durante todo este tiempo hubo éxito y reconocimiento, pero la plata seguía siendo la misma…
Sí, el dinero seguía siendo el mismo. Inclusive cuando nosotros arrancamos, el canal nos pidió una disminución de nuestros acuerdos. Y la única que dijo que sí fue Ana María (Orozco). Fue la única que aceptó bajarse el sueldo. Pero cuando llegan las negociaciones de los otros canales, ahí fue donde recién empezamos a hacer dinero.
¿Quiénes fueron las personas del elenco que más fuerte vivieron todo este shock del cambio de vida y del reco
A todos nos terminó afectando mucho en el buen sentido. Pero yo no viví mucho el “Post Betty”, porque -tal como en la teleserie- salimos ese día del set y al día siguiente teníamos un vuelo hacia Miami. No alcanzamos a percibir lo que estaba pasando y estábamos absolutamente agotados y exhaustos.
¿Estabas cansada de la teleserie o del personaje?
No es eso. A muchos nos malinterpretaron, de que se nos habían subido los personajes al cielo, pero era al revés, éramos seres humanos absolutamente devastados por el cansancio. Fueron momentos muy difíciles, de mucha presión, muchos compromisos, fue muy duro.
Háblame de Marcela Valencia, ¿cómo te llevas con ella? ¿Hay cariño, afecto, o te cansa un poco que te persiga el personaje por 25 años?
¡La amo! ¿Sabes que los actores siempre quisiéramos tener un personaje que nos lleve al éxito rotundo? Ella es mi personaje estrella, Marcela Valencia me va a acompañar el resto de mi vida, no quiero que se me olvide. ¿Tú puedes creer que alguien dice Marcela en la calle y yo volteo? La gente a mí me dice Marcela y yo nunca digo «ah, no, Natalia»; yo sigo. O sea, yo soy Marcela. Esa soy yo.
«Sabes que los actores siempre quisiéramos tener un personaje que nos lleve al éxito rotundo? Ella es mi personaje estrella, Marcela Valencia me va a acompañar el resto de mi vida, no quiero que se me olvide».
Natalia Ramírez
¿Qué aspectos de la personalidad de Marcela Valencia tienes tú?
Somos igual de persistentes, disciplinadas, apasionadas. En el amor no nos parecemos, yo tengo una gran autoestima; Marcela no. Aunque parece poderosa, ella lo que tiene es un disfraz. Realmente, Marcela tiene una armadura, pero es tan frágil como el cristal.
¿Te costó construir el personaje?
Mira, estuve hablando mucho con Mario Rivero y con Fernando, porque los tres estábamos de acuerdo en que no podía ser una villana. Siempre pensaba que el real antagonista era Armando.
Era una teleserie que desdibujaba un poco esto del protagonista-antagonista, ¿no? Porque, claro, Armando era un protagonista y antagonista al mismo tiempo.
Él era horrible (risas). Pero la gente amaba a este antihéroe, las mujeres adoran a Armando Mendoza, y yo todavía no entiendo cómo. A mí me cuesta mucho trabajo entender cómo en todos los blogs siempre dicen “Armando es divino”, “Armando es lo máximo”, y yo pensaba, “pucha, las mujeres estamos muy mal”.
Desde tu punto de vista, ¿cómo ves este fenómeno de querer o defender al que te maltrata?
Armando era un salvaje. Yo leía en los libretos lo que estaban confabulando, la famosa carta tan macabra. Y a mí, Natalia, me costaba un montón que Marcela tuviera que soportar y, además, luchar y amar a este ser humano.
Porque además tu personaje tenía mucho drama…
Sí, correcto, había mucho drama. Era una relación absolutamente tóxica y adictiva.
MARCELA, 20 AÑOS DESPUÉS
El 19 de junio de 2024, Betty la fea volvió a las pantallas, 20 años después (en la historia) y 25 años después en la vida real. Con gran parte del elenco original, pero esta vez sin su director, guionista y creador, Fernando Gaitán; y además en un contexto completamente diferente, en la era del streaming.
¿Cómo fue reencontrarse con Marcela Valencia después de 20 o 25 años?
Claro, en la historia son 20 años después, pero en la vida real ya son 26. Al principio me dio mucho miedo.
¿Miedo de qué, de aceptar la oferta?
Porque era una responsabilidad muy grande. Nosotros logramos reunirnos en el 2017 para hacer Betty la fea Teatro.
Sí, y le fue increíble, ¿no? Estuvo mucho tiempo en cartelera.
Fue una locura. Fue bellísimo. Y Fernando (Gaitán) no la quería hacer porque creía que nosotros (los actores) no íbamos a querer volver a hacer los personajes, pero al final todos queríamos, porque son personajes divinamente hechos, están preciosos y uno siempre quiere regresar a donde fue feliz.
Cuando sale la obra de teatro, se genera esta cercanía con el público, a dos metros, ¿verdad? Pero ahora, por Prime, se genera otra inmediatez, en un día estaban en cientos de países.
Sí, es una cosa hermosa. Llegamos a 220 territorios de una vez. Cerca de 250.000 personas vieron Betty en el teatro. Pero eso no es nada en comparación a salir en 220 territorios, y darnos cuenta que éramos número uno en lugares tan distantes como Hong Kong. Yo decía «Qué loco esto”.
Pero volvamos a la pregunta original, ¿cómo se sintió retomar a Marcela?
Fue como una sensación de miedo, como una mariposa que tienes el estómago muy fuerte. Pero al mismo tiempo con unas ganas inmensas de hacerlo. Ya lo habíamos hecho en el 2017 para el teatro. ¿Por qué no hacerlo ahora?
La nueva versión muestra una Colombia, una Ecomoda, y a ustedes como personajes también 20 años evolucionados. Ya no estaban las carpetas con memorándums y todo eso, que estaban en la versión original. Ahí hay harto trabajo también en cómo armar esta forma de presentarlo…
Digamos que la gran ventaja es que estuvimos un mes con Mario Rivero, nuestro director original, antes de entrar a estos personajes. Y hablábamos mucho. Decíamos, bueno, ¿qué ha pasado con Natalia Ramírez desde hace 25 años hasta ahora? Yo decía: sigue siendo una mujer trabajadora, impaciente, apasionada, sigue siendo, sigue siendo, sigue siendo… O sea, a la larga, uno no cambia. Pero si tú te vas a mirar 25 años después, mira a tus padres, por ejemplo, si aún están, notarás que siguen teniendo la misma esencia.
BETTY LA FEA, MARCELA LA HERMOSA.
Si, pasaron 20 años en la historia y 25 en la vida real, pero algo pasa con Natalia Ramírez, que no demuestra en su rostro el paso del tiempo, ¿Cuál es la receta? Se lo preguntamos…
¿Cómo hiciste para no envejecer en estos 25 años?
¡Claro que sí lo hice! Un montón.
¿Eres crítica con tu apariencia, al verte en la pantalla?
Obvio, hay cosas que no me gustan. Y, por supuesto, me he tratado muchísimo la piel, mi cara; me cuido mucho.
Pero este comentario lo has recibido varias veces, ¿no?
O sea, no digo que me vea mal. Me siento muy orgullosa de cómo me veo y de cómo me he cuidado, y de cómo todos nos hemos cuidado. Porque realmente, si ves a todos los personajes, todos estamos muy bien y muy juiciosos. Pero, obviamente, sí hemos cambiado. Hemos podido mantener esa misma energía y eso que hacemos.
Pero, evidentemente, hemos cambiado todos. Ya tengo mis canas, ya tengo poco pelo, ya soy calva (ríe). Hay un montón de cosas que te pasan, que van evolucionando, y me siento feliz y orgullosa de que eso pase.
«Creo que en esta nueva versión de Betty, (Fernando) Gaitán hizo mucha falta. Pero en términos generales, el tiempo, me hizo falta tiempo. Me hicieron falta las escenas largas, que ya no van».
Natalia Ramírez
Sacándote un poco de ser protagonista y mirando esta nueva versión de Betty la Fea desde afuera como espectadora, ¿qué estuvo bien? ¿En qué se equivocaron con esta reversión?
Creo que en esta nueva versión de Betty, (Fernando) Gaitán hizo mucha falta. Pero en términos generales, el tiempo, me hizo falta tiempo. Me hicieron falta las escenas largas, que ya no van.
¡La original tenía escenas que duraban un capítulo completo!
Claro, mi escena final fueron 13 minutos 38 segundos. 13 minutos eran la mitad de un capítulo. Ahora todo va a una velocidad absurda. Que no está mal. Es distinto. Son solamente 10 capítulos de media hora.
Y viene una segunda temporada, ¿Me haces un spoiler?
¡Pasan cosas maravillosas! (Ríe).
Te sigo en Instagram desde hace tiempo, y te he visto súper activa, ¿Qué tal la respuesta de la gente?
Divino. Aunque existe también la crítica y existe el odio, pero yo la verdad es que tengo claros mis cuatro acuerdos de vida que son: nunca supongas; nunca te tomes nada personal, ni lo bueno, ni lo malo; haz siempre tu mejor esfuerzo y siempre cuida tus palabras, porque dices algo mal y eso no tiene reversa. Entonces lo hago todo siempre con amor, con cariño, en la vida y en las redes sociales.
¿Y tus redes las manejas sola o tienes un community manager?
Sola, yo respondo todo.
¿Cómo lo haces con las pautas publicitarias, por ejemplo?
Yo contesto. Sí, tengo un editor de videos y tengo una chica a la que yo le grabo el contenido; ella me edita y yo lo pongo. Pero yo contesto todo tanto en Youtube como en Instagram, si me hablas, te leeré y contestaré yo.
¿A qué hora eres solo esposa o madre? ¿Te dejas esos espacios? Porque grabando Betty La Fea dos años y medio hasta las doce de la noche, me imagino que esa parte se tenía que suprimir de alguna forma.
Claro. Mi hija Gabriela tuvo mucha ausencia, siempre le he pedido perdón por eso. Gabriela ahora ya está casada. Tiene su hogar, vive en España. Eso ya está sanado, pero en ese momento era difícil de entender.
¿A qué se dedica?
A la seguridad. Ella trabaja con tecnología, pero no en seguridad cibernética, sino en seguridad de ataques terroristas, de paros nacionales, de los incendios…
¡Qué distinto a tí!
Sí, pero heredó talentos, actúa lindísimo y canta mejor. Pero ella primero empezó a estudiar leyes, luego leyes internacionales, luego hizo una maestría en terrorismo y ahí se me fue por allá…
Y tu otro gran amor… ¿Hablamos de tu marido? Leí que fue amor a primera vista…
Para mí sí lo fue, pero para él no. A mí me tocó duro. Menos mal soy perseverante. Nos conocimos cuando yo estaba empezando Betty la fea, y nos tocó tener tres años muy difíciles de relación telefónica, ¡que además era carísimo!
Y nos veíamos muy de vez en cuando. Y cuando se acaba Betty prometemos que no nos vamos a separar nunca más de dos semanas. Luego cuando él ya tiene su pensión y se jubila, ya somos una pareja de 24-7. Si él va a un torneo de tenis, yo voy con él. Si yo tengo una gira, él viene conmigo.
¿Se puede cumplir esa promesa teniendo tanto trabajo internacional?
Sí, porque nos acompañamos siempre, estuvimos viviendo en Argentina, en Venezuela, luego en Estados Unidos, obviamente por mi trabajo, pero me los llevaba siempre, porque pensé «ya no me vuelvo a separar de ellos nunca más».
Natalia, lo que te trae a Chile es la obra “Muertas de la risa”, de la cual eres productora y que además protagonizas con tu gran amiga Lorna Cepeda… Que ahora además de amiga es socia…
Con Lorna (Cepeda) somos hermanas, nos amamos mal. Hicimos una teleserie antes de Betty en que hacíamos también de amigas y ahí fue donde nos conocimos y ahí empezó una amistad, y cuando llegamos a Betty ya estábamos enganchadas y de ahí para el resto de la vida.
«Con Lorna (Cepeda) somos hermanas, nos amamos mal. Hicimos una teleserie antes de Betty en que hacíamos también de amigas y ahí fue donde nos conocimos y ahí empezó una amistad».
Natalia Ramírez
¿Cómo nace esta colaboración empresarial?
A mí me gusta mucho producir teatro y para Lorna esta es su primera producción. Ella tiene un monólogo que se llama “Naturalmente Rubia” y ya estaba cansada, porque estar sola en el escenario es muy difícil. Yo también tengo uno que se llama “Juntas Otra Vez” y cada vez que me subo sola al escenario es muy difícil. Bueno, entonces ella no sigue con esa obra, y me contacta y me dice “¿y si producimos juntas?”
Y dijiste que sí de inmediato…
¡Claro! Le dije “me alegra que quieras producir, que quieras ser empresaria, que quieras hacer otra cosa, me fascina”. Buscamos a Juan Ricardo Gómez, que es el director y libretista, él ya tenía esta historia escrita. La leímos y dijimos: «Esta es, está buenísima». Y nos reunimos en octubre de forma virtual, porque ella vive en Cabos, y yo vivo en Dorado, Puerto Rico.
¡Fue todo muy rápido!
Sí, y muy rápido nos preguntamos “¿cuándo vamos a estrenar?” y partimos el 23 de enero de este año. Hicimos tres funciones pero se agotaron, así que se convirtieron en 6, y luego ya arrancamos con esta gira internacional que partió en Lima, luego Santiago, luego Buenos Aires, luego continuamos en gira nacional, luego hacemos Centroamérica y estamos a punto de cerrar Estados Unidos si Dios quiere.
¿Por qué le ha ido tan bien a esta comedia?
Yo siento que esta obra tiene un mensaje muy importante. No solamente es una comedia de entretenimiento; siento que la comedia está subvalorada de todos modos. La gente piensa que hacer comedia es muy fácil y es, creo, más difícil que cualquier otro género, pero se presta para que la gente reflexione.
¿Y cuál es esa reflexión?
Tiene que ver con la capacidad de generar dolor que tiene el ser humano a sus seres más amados. Esa es una reflexión de esta comedia, a través del humor tú puedes decir cosas que no son tan bonitas, pero de alguna forma suavizadas.
Imagino que esta gira, además del éxito de la obra, tiene que ver también con volver a encontrarte con la gente de cada país que te quiso y quiere tanto…
Sí, es muy lindo. Siempre estamos muy complacidos y muy agradecidos de hablar de Betty, es nuestro tesoro.
¡Es que eres parte de la historia pop mundial!
Sí, y nos encanta que la gente pueda seguir compartiendo y además a través de las plataformas sigue siendo un producto tan vigente que si entras a Prime en este momento en Chile, Betty La Fea es el número uno. #SARAH
Fotografía: Fernando Gutiérrez
Stylist: Diego Díaz
Outfits: Nicoletta Valentina
Joyas: Timantti
Maquillaje: Pupi Beauty
Pelo: Daniela Salas
Dirección ejecutiva: Luis Aguilera