De naturaleza inquieta y soñadora como la chica Gen Z que es, Fernanda Finsterbusch ha construido su carrera en el espectáculo postulando a todos los casting que encontró en redes sociales. Desde pequeña tuvo claridad sobre su futuro, y con solo 13 años se inscribió junto a una amiga en la Academia de Maitén Montenegro. Fue en las aulas de la show-woman donde se dio cuenta de que lo suyo no era el baile, sino la actuación.
Persistente, definió su camino de forma estratégica. Con 14 años participó en el concurso “Miss 17” de la extinta revista homónima, y a los 15 ya estaba haciendo videos para el canal de YouTube de Canal 13. “Trabajé en ‘Alfombra Roja’ con credencial de periodista en el ‘Copihue de Oro’ cuando aún no salía del colegio. Me pagaban repoco, pero para mí eso era suficiente”, relata sobre sus inicios. Solo un año después, llega la anhelada oportunidad en el cine: “A mi primera película, ‘Contra el demonio’, llegué por un casting que encontré en Facebook; el director vio mis videos de YouTube y le gustó mi personalidad”, cuenta con orgullo.
ACTRIZ NATA
“Siempre supe que lo mío era el arte —señala escarbando en sus recuerdos— antes nunca decía que no era actriz, solo mandaba mi nombre y foto, y si mi perfil servía y me llamaban, ahí recién les contaba más detalles, como que era menor de edad, por ejemplo”. Esa actitud desafiante es la razón del éxito incipiente de la bella y carismática intérprete. En 2018 entró a estudiar Teatro en la Universidad Católica, pero congeló el último semestre para dedicarse de lleno a su rol en una nueva teleserie nocturna. Además, ya ha participado en dos producciones de Mega: “Edifico Corona” y “Pobre novio”.
“La Jauría”, serie chilena original de Amazon Prime, ha sido una de las más revolucionarias dentro de los proyectos audiovisuales nacionales. Con un elenco potente y una historia dramática basada en el caso de la “Manada de España”, se ha convertido en una de las favoritas de los espectadores. Y a este éxito es que se integra Fernanda, quien llegó a la segunda temporada en el rol de Arantza. “Me escribieron por Instagram, hice el casting antes de la pandemia y me sentí súper cómoda. Al poco tiempo me avisaron que quedé. Fue increíble”, recalca.
¿Qué significa este proyecto para ti?
Significa que cumplí muchas metas a mi corta edad. Que se abran puertas no es coincidencia, es por mi trabajo y cosas del destino que se van entrelazando. Verme ahí es algo que hasta el día de hoy no puedo creer. Trabajar con los compañeros que tengo es un privilegio.
¿Qué nos puedes decir de tu personaje?
Arantza tiene una relación de amistad importante con el personaje de Octavia Bernasconi. Nos encontramos en una fiesta y van pasando una serie de sucesos que nos llevan a algo muy oscuro, y sufrimos las consecuencias de eso. Está muy cruda la serie, y espero que con eso se logre crear conciencia. A veces parece difícil por tratarse de una plataforma de entretención.
De hecho, hubo hartas críticas a la última temporada de “Élite” acusándola de frivolizar la violación, ¿qué piensas al respecto?
Creo que al ser la segunda temporada de “La Jauría”, quedó claro el cómo se tratan los sucesos acá, con una oscuridad necesaria. A mi mamá y abuela les cuesta ver ese tipo de series porque las encuentran muy fuertes. Mis personajes han sido así, partí con harto terror y sangre. Hoy me cuesta enganchar con esa línea porque la encuentro muy cruda.
Hablando de crudeza, el acoso es un tema que lamentablemente la mayoría, por no decir todas las mujeres, hemos vivido; ¿tienes alguna experiencia en particular que recuerdes?
Creo que como actriz me corresponde hablar del medio, y este es un rubro muy machista. Hemos ido avanzando, sin duda. Uno piensa que la gente tiene miedo a hacer ciertas cosas porque los pueden funar, y sí, hay gente así, pero también hay otros a los que no les importa nada. Muchos aún se sienten con el derecho de hacer un montón de cosas.
Aún queda mucho por avanzar, pero ¿dónde ves los principales cambios?
Por ejemplo, puedo caminar un poco más tranquila porque ya no me silban tanto en la calle como antes. La libertad del cuerpo, poder llevar a casting a compañeras que no cumplan con el estereotipo que tengo yo, en eso ha avanzado mucho el cine y las series. Es bacán que se abran espacios, bienvenidos otros cuerpos y formas, que de una vez por todas nos sintamos cómodas, que no tengamos que dejar de comer porque nos “vemos gordas”, ¡eso es una locura!
Y en este contexto, ¿qué te pasa con el movimiento feminista?
¡Me pasan un montón de cosas! Participé en la universidad en el paro feminista. Mis compañeras fueron las chiquillas con capucha roja, y creo que es algo que nos ayuda a todes a cambiar. Es súper necesario, sobre todo en una industria y en la Escuela de Teatro donde se trabaja con el cuerpo.
El teatro es una disciplina donde hay mucho contacto físico, ¿eso ha cambiado en los últimos años?
Totalmente. Antes, en una clase de movimiento me ponía de guata y mis compañeros podían hacerme masaje en todo el cuerpo sin pedirme permiso para tocarme, o las mismas profesoras llegaban y te tocaban; pero sucedió una revolución con el cuerpo, se volvió levemente tabú, y esos extremos son necesarios. De a poco vamos a ir dándonos cuenta cuándo hay permisos y cuándo no, y entender que el preguntar es lo correcto.
Es algo que uno desde afuera no logra dimensionar…
Es que es un mundo tan distinto, si no estás dentro de la Escuela de Teatro no lo imaginas. Hay mucho cuerpo, muchos desnudos, mucho de tocarse y no está mal. Desde el paro feminista uno se siente más cómoda. Había voces de autoridades que era necesario cuestionar. Antes, si te decían “tócale la pechuga a tu compañera”, tenías que hacerlo; pero estás trabajando con cuerpos y eso no es menor, hay que tomar conciencia de que hay una persona detrás, no es un objeto.
“ME CUESTA SALIR DE MI CAPARAZÓN”
¿Qué es lo que más te cuesta al asumir un nuevo rol?
Cada experiencia ha sido distinta. A nivel de interpretación, mi mayor desafío a veces son mis propios fantasmas. Hace poquito me tocó un personaje que cuando se enoja, se ríe mucho. No sabía cómo funciona eso, las contradicciones conmigo y el personaje son un espacio desconocido. Para mí es muy difícil el tema del alcohol porque no he tenido borracheras ni referencias familiares, entonces debo buscar y estudiar mucho.
Y, ¿qué es lo que más te ha gustado en esta corta pero intensa carrera?
Algo que fue muy nuevo para mí y que me sorprendió de entrar a la tele, fue el cariño de la gente, el reconocimiento de las personas por tu trabajo es bellísimo.
En “Pobre novio” recreaste la mítica escena de rosas de la película “Belleza Americana”, ¿cómo fue esta experiencia?
¡Fue un chiste! (ríe). Tuve la fortuna de que me tocó trabajar esa escena con mi grupo de mujeres poderosas de la teleserie que me ayudaron a sentirme cómoda. Mi cuerpo estaba muy expuesto. Fue cuidado, con un equipo reducido de personas y me daba mucho cringe decir frases en inglés, pero una vez ahí fue lo más entretenido que pudo pasar. Si hubiera estado incómoda, la experiencia sería otra. Me hubiera dado pudor verme.
¿Te gustaría internacionalizar tu carrera?
¡Me encantaría! Pero soy muy cáncer y me cuesta salir de mi caparazón, vivo para las relaciones humanas que hago. Mi familia, mi hermana, mi sobrino, mi pololo, mis compañeros y amigos me dan energía. El día de mañana teniendo una buena oportunidad lo voy a hacer, pero sabiendo cuál es el costo.
MULTIFACÉTICA
Además de actriz, Fernanda y su hermana tienen una marca de vestuario comfy llamada Wisteria, que tuvo su boom en pandemia, cuando solo tenían seis gorros en stock. Una pyme familiar que creció muy rápido y hoy cuentan con un público fiel y diseños propios de confección nacional. “¡Soy emprendedora! Es bueno contar con un espacio en caso de no tener trabajo actoral, me da tranquilidad”, relata.
Además de Wisteria, sigues súper activa en tu rol como influencer, pero ¿qué no mostrarías jamás en redes sociales?
Muestro lo justo, trato de ser transparente, de no aparentar cosas que no soy. Muy puntualmente he tenido que subir cosas con las que no me he sentido cómoda, pero el costo era suficiente para el sacrificio (ríe). Exponer a mi familia en un sentido riesgoso jamás lo haría, y mi lista de mejores amigos son quince personas como máximo. Pese a que no tengo tapujos en mostrar, trato de cuidarme. Pero en general, cuando uno es buena persona, no tienes de qué temer.
¿Qué cosas haces en tu tiempo libre?
Me gusta pintar acuarelas, hacer collage, tejer en macramé. Me encanta ver películas, pero a veces estoy tan cansada que es muy probable que me quede dormida. Me gusta tomar fotos, retratos. Me gusta mucho la edición, de puro aburrida edito cosas y hago cosas entretenidas.
¡Al final siempre estás haciendo cosas artísticas!
Es que ahora he encontrado esos espacios. Antes sufría y lloraba mucho porque no tenía tiempo. En la Escuela de Teatro, por salud mental, tienes que dedicarte solo a estudiar, y yo siempre he sido muy ansiosa, entonces quería estudiar y trabajar, tener mi emprendimiento, y el desgaste fue total. Todo “Edificio Corona” y principios de “Pobre novio” fue así, y ahora dije no, yo disfruto o nada.
Ahora estás focalizada al congelar tu carrera.
Sí, por ahora solo estoy trabajando en una teleserie con actores increíbles, es una producción de nivel muy alto y espero que dé los frutos que se merece. Es mi primer papel en el que me llaman desde el principio. Estoy muy contenta y agradecida, ha sido un desafío actoral y personal importante.
¡Imagino que para ti es un sueño hecho realidad!
¡Sí! Me cuesta normalizar todo esto, no nací en un espacio así… siempre había vivido en mi imaginación.
¿Te refieres a que la gente piensa que tienes privilegios?
Hubo un tiempo en el que decía que si hubiera tenido algún contacto todo esto hubiera sido mucho más fácil, pero uno siempre cuenta con cosas que sí son privilegios. Para mí haber nacido en este cuerpo es un regalo, y que me hayan criado mis padres con tanto amor no es mi mérito, pero hay un montón de cosas que sí lo son. Hay gente que tiene de todo pero créeme que si no tienes talento, ganas de trabajar o no eres agradable, no te llaman más.
Debe ser un rubro difícil…
Lo más difícil es superar el miedo, porque paraliza mucho a las personas.
¿Y has sentido miedo?
Es lo que menos he sentido. Si me va pésimo digo: “Bueno, por algo será”. He mandado la cantidad de castings que ni te imaginas, hasta en Argentina, y no he quedado en la mayoría. La gente dice “llaman siempre a las mismas”, pero oye, yo he ido a todas preguntando y buscando, y aquí estoy. #SARAH
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