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Connie Achurra: La gurú de la alimentación sana

Por María José Barraza

enero 2018

La autora de “Cocina Sana y Feliz” sabe de reinvenciones, pasó de tener una juventud con bulimia a ser una activista de la alimentación saludable, mostrando ejemplos, derribando mitos y convirtiéndose en toda una referente.

“¿Puedo llevar mi propia ropa y mezclarla con lo que ustedes me propongan?” nos preguntó mientras planificábamos los detalles de esta entrevista, lo que nos hizo pensar que Connie sabe muy bien dónde está parada y hacia donde quiere avanzar. Y es que esta mujer al parecer “viene de vuelta” en casi todo, por lo mismo es que hoy es una triunfadora en redes sociales, una referente para muchas personas y un verdadero fenómeno de ventas con su libro “Cocina Sana y Feliz”.

Connie Achurra es una mujer sencilla, es madre de dos hijas, y se ha desempeñado en múltiples áreas: es diseñadora, fue profesora de la desaparecida escuela de talentos del programa Rojo Fama Contrafama; también fue coach vocal, mueblista y más recientemente activista saludable. Nos comentó que después de “sanar su alma” decidió cambiar su estilo de vida, y comenzó a compartir sus experiencias en redes sociales, y al poco tiempo después ya era una referente de la cocina saludable.

En su vida tuvo periodos muy difíciles, uno de ellos a los 13 años, cuando sufrió de bulimia, enfermedad que estuvo presente hasta los 22 años. En este periodo ella tenía entre 6 y 10 kilos de más. Connie indicó que “me daba atracones de helados, galletas y después vomitaba todo y vivía atrapada en una pesadilla”.

Deambuló por varios centros médicos buscando ayuda sin tener los resultados esperados, hasta que su padre, el reconocido actor Patricio Achurra, contactó  a la actriz Gloria Lazo, quien trabajaba con terapias energéticas y con psicólogos, marcando un hito en su vida, ya que ahí se iniciaría el proceso de su recuperación.

Gracias al apoyo de su familia y a su perseverancia logró cambiar el rumbo de su vida, y los tratamientos comenzaron a dar resultados cuando ingresó al GOCE (Grupo de Obesos en Control de Excesos ―Sobrepeso y Obesidad― Adicción al azúcar y Compulsión por comer). Le costó, pero logró superar la enfermedad que la tuvo al borde de la locura. Connie nos confiesa que se pesaba a cada rato, “y subía y bajaba de peso casi todos los meses, la ropa no me quedaba buena”, pero finalmente logró reinventarse y dejar atrás esta pesadilla.

UNA CONNIE SANA Y FELIZ

Así nació una Connie Achurra 2.0, y lo hizo real y metafóricamente. Nació una mujer más fuerte, con ganas de hacer cosas distintas y sobre todo de contar su historia. Con este cambio de vida, que se traduce en modificaciones a la forma en que se alimentaba, nace “Cocina Sana y Feliz”, un libro con 100 recetas fáciles y saludables que ha sido todo un éxito en ventas y que ya cuenta con más de 11 ejemplares vendidos. “Fue hecho a pulso y con un corazón gigante”, recalca. 

Pero no se quedó ahí, hoy además conduce un programa de televisión en canal 13C llamado “Cómo me sano” que sigue la misma línea del libro, y de una especie de fuerte marca personal que ha creado y que sin duda ha sido referente de muchas personas. Una prueba de ello son sus casi 120 mil seguidores en Instagram.

Su día comienza a las 5:10 a. m., hora en la que se levanta para preparar el almuerzo y las colaciones a sus hijas, después se va al jardín a regar las plantas y alimenta a sus dos perritas. Se da el tiempo de escuchar el silencio del amanecer para luego dirigirse a grabar su programa de TV o a la radio. Y pese a tener una agenda muy intensa, logramos que por unos minutos se sentara a conversar con nosotros y nos contara detalles interesantes de su vida.

“A MIL POR HORA”

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¿Cómo logras compatibilizar tus tiempos con tu familia?

El tema de los tiempos es lo que más me cuesta, tengo una persona que me ayuda tres veces a la semana; me cuesta la logística de ir a dejar y a buscar a las niñitas al colegio, y con quién dejarlas en las tardes, porque el papá de ellas tampoco tiene horarios muy fijos. Pero tengo una red de apoyo súper grande, tengo a mi mamá, a mi papá que me ayudan; mi hermana también me apoya y ¡ahí hacemos malabarismos! Alcanzo a hacer todo, porque amo mi trabajo, me fascina y cuando a una le gusta, se inventa los tiempos redactando, pintando, cocinando; tengo pilas y hago todo a mil por hora, me acuesto muy tarde y me levanto muy temprano.

¿Y queda tiempo para la pareja?

Estoy pololeando con Pedro y no nos vemos mucho, porque él también es separado y tiene hijos. Tenemos poquitos tiempos, pero esos pocos momentos los aprovechamos; nos encantaría vernos más, pero sabemos que es la realidad que nos toca, y logramos entendernos bien así. De todos modos, el fin de semana aprovechamos de salir a comer algo rico y pasear.

 BULIMIA, UN CALLEJÓN SIN SALIDA…

La Connie que hoy conocemos se ha construido desde la adversidad y la resiliencia. Haber vivido con bulimia sin duda marcó lo que ella es hoy y a lo que dedica su vida. Por ello siente la necesidad de aportar desde su vereda a evitar problemas como este en otras mujeres.

¿De dónde crees que vino la bulimia?, ¿cómo viviste ese proceso?

Tenía un rollo con los patrones de belleza, yo sentía que no encajaba, pero aun así sé que mi enfermedad era algo más profundo. Lo pasé pésimo, porque yo llevaba una doble vida. Tenía amistades, pololo, salía, tenía mi círculo como es normal a esa edad, participaba en el colegio, pero sufría en silencio y hacía todo para que mi familia no se diera cuenta de esto, pensaba todo el tiempo en la comida y me daba los atracones y después vomitaba todo. Ahora todo es muy diferente, escucho mucho más el cuerpo y me alimento sano, como si tengo hambre y hago que todos los procesos sean más naturales.

Pero vino un cambio, ¿cómo lo hiciste?

Cuando nacieron mis hijas quise amigarme con los alimentos que no consumía y que me prohibían y empecé a comer diferente. Sentí que era un cambio que empecé, pero desde el alma, tuve que eliminar esta relación de amor y de odio con la comida, comencé a incorporar a la dieta frutas, verduras y granos integrales; ¡no se trata de comer sofisticado!, sino de aprovechar la materia prima que la tierra nos provee, dejando por completo los procesados.

Pasaste de ser bulímica a una especie de coach de alimentación saludable, ¿cómo se gesta ese cambio?

Todo partió por necesidades económicas, comencé a complementar mi pega de mueblista con hacer clases de cocina saludable. Fui totalmente autodidacta, después en este trabajo comencé a ganar terreno cuando compartí todas mis preparaciones en las redes sociales. Pasé de ser una usuaria más del Facebook a tener muchísimos seguidores. Posteriormente se abrieron las puertas para conducir un programa en el 13C y de ser autora del libro Cocina Sana y Feliz, el que ha sido éxito en ventas.

Al parecer existe una tendencia fuerte hacia lo sabludable, una industria nueva, ¿qué te parece este fenómeno social?

Sí, se ha creado una industria de la alimentación saludable, pero eso no asegura que el mercado se esté preocupando por tu salud; los alimentos sin gluten, sin azúcar, bajos en calorías no siempre son de buena calidad. Lo mejor es optar por lo no procesado, es bueno que cada persona se atreva a cocinar de manera sencilla y saludable, con ingredientes de calidad. Este es un acto de amor propio y de amor hacia a tu familia.

¿Cómo logras derribar el mito que la comida saludable no es más cara?

Lo sano no es más costoso, porque las familias no tienen conciencia que las bebidas, los yogurts, las galletas, los jugos y las salchichas están demás, son productos carísimos. En solo bebidas gastas 30 mil pesos aproximadamente en el mes, esa cantidad de dinero se puede utilizar en la feria para comprar frutas y hacer juguitos naturales. ¿Quita más tiempo? ¿Es más pega? Sí, por supuesto, pero es mucho más sano. Por lo tanto, mi invitación es a comer comida de verdad como legumbres, hierbas, especias, todo de calidad; sí, reconozco que hay cosas más que tienen un valor más elevado, como el aceite de oliva, de coco, los frutos secos, pero si descuentas la fuga de plata que tienes con los alimentos procesados te das cuenta que no es gastar más, es cambiar un estilo de vida.

Hablas mucho de estar bien, y eso también tiene que ver con lo estético, ¿tienes alguna rutina especial de belleza?

Soy bien al lote, no tengo rutinas de belleza, con suerte uso la crema humectante antes de dormir y me maquillo solo cuando estoy en el programa. No uso tacones, visto ropa sencilla, pues me interesa verme bien. También me gusta tener lindo el pelo y la piel; la belleza tiene que ver con sentirse cómoda.

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