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La Receta Del Éxito De Paloma Núñez, Madre, Profesional, Feminista E Innovadora

Por Horacio Pinto

julio 2018

La conocimos como la fonoaudióloga que trajo desde Brasil una variante estética en su profesión, eso ya era fuera de lo común e innovador. Pero a los pocos minutos de entrevista, nos dimos cuenta de que su vida y personalidad merecían algunas líneas más de entrevista, y luego más, y más… Y eso nos trajo un problema: ¿la presentamos como fonoaudióloga estética, o como emprendedora, o como mamá power? En fin, maravíllese usted también con Paloma, simplemente Paloma.

Por: Horacio Pinto

Fotografía: Daniel Esquivel

Tiene solo 26 años, pero ya tiene una hija, dos postítulos y una carrera que a todas luces es exitosa. Ya estudió una especialización en el extranjero, hace clases en una universidad y la lista podría ser eterna. Y es que Paloma Núñez es ese tipo de persona que está dispuesta a correr rápido para descansar después, pues siente que el tiempo transcurre y la vida hay que vivirla ¡ya!

Con solo 17 años decidió ser mamá, y recalca que fue una decisión consciente, la que hoy califica como un “privilegio que todas las mujeres deberían tener; me refiero al momento en que quieres o no ser mamá”. “Partí la vida al revés”, nos cuenta entre risas, pues primero fue mamá y luego estudió y se perfeccionó.

DECISIÓN DEL CORAZÓN

“Yo hago clases de neurociencia, estudio el cerebro y siento que se equivoca mucho y hay que seguir al corazón”, dice Paloma, y fue este elemento, el corazón, el que la hizo tomar la decisión de ser madre cuando aún estaba en el colegio.

¿Cómo es eso de decidir ser mamá a los 17?

Mira, yo soy súper feminista, siempre he estado en contra de la presión que la sociedad te pone sobre la maternidad; en mi caso fue una elección. Estaba en cuarto medio, estaba enamorada, el papá de mi hija era bastante mayor que yo, tenía 24 y yo 16 años. Lo que pasa es que él tiene una enfermedad que se llama osteogénesis perfecta, que es una fragilidad en sus huesos. Entonces hasta grande si a él le pegaban una patada, se fracturaba, es como hueso de cristal, y el riesgo de que mi hija tuviera esa enfermedad pasando los 24 años del papá eran mayores, entonces, muy empoderada, dije: “Ya poh, voy a ser mamá entonces”.

¿Qué opinó tu entorno?

“Cómo se te ocurre, cabra chica enamorada, estos primeros amores después se acaban”, esas fueron las palabras de mi mamá (ríe). Ahora miro hacia atrás y pienso que fui obstinada e irresponsable también porque solo pensaba en mí.

Y cuando vi el test que decía “positivo” yo dije, “¡cresta! Cómo voy a ser mamá a los 17 años”, y entraron ahí mis miedos. Ahí aparecieron algunas profesoras, mamás de amigas, compañeras que habían abortado con los datos del doctor, a mostrarme todo este mundo, pero abortar jamás fue mi opción.

Pero eras una niña, ¿nadie te dijo que no era legal que él tuviera una relación contigo?

Yo siempre demostré más para mi edad, y creo que la confianza que depositaron mis papás en mí hizo que yo siempre les presentara a mis pololos que eran mayores que yo y ellos nunca se lo cuestionaron. Yo soy de la idea que, si te apoyan tus papás, los demás da lo mismo.

Y llegó Agustina… ¿Cómo cambia tu vida de la mochila con cuadernos a un bolso con pañales?

Fui hasta junio al colegio y después di exámenes libres. Ese año ingresé altiro a la universidad y como tenía esa presión de ser la “súper mamá”, en la universidad destaqué de inmediato.

¿Qué pasó con la vida universitaria? Carretes, estudiar de noche con amigos, ¿te limitó el ser mamá?

No, no me afectó en ninguna etapa. Mi mamá fue muy clara, me dijo que ella sería abuela y no mamá de mi hija, por tanto, aunque había apoyo, siempre asumí que ella era mi hija, mi responsabilidad y así lo viví. Además, nunca fui fan de las discos, mi carrete ideal era un asadito, guitarra, conversación.

¿Continuó el cuento de hadas con el papá de Agustina?

Estuve con él hasta que Agustina tenía como tres años y medio. Ese proceso fue difícil, asumirme mamá soltera, pero en ese camino aprendí que la relación de padres sigue, ellos tienen buena relación, sigue siendo padre, aunque no esté conmigo.

UNA FONOAUDIÓLOGA DIFERENTE

Haciendo gala de esa personalidad práctica que muy pronto descubrimos en Paloma, nos comenta que estudiar Fonoaudiología fue algo estratégico, “primero pensé en Psicología, pero mi mamá me dijo ‘tú levantas una piedra y encuentras a un psicólogo’, así que decidí fonoaudiología”, recuerda.

“Cuando entré a la universidad tuve una especie de despertar cognitivo, me encantó toda la parte científica. Me gustó la motricidad facial, egresé y supe que tenía mucho apetito de conocimiento, siempre fui curiosa, así que terminé y comencé un diplomado de inmediato en la Universidad de Chile”.

¿Qué te apuraba tanto?

(Ríe) Nada, pero siempre he sido muy enérgica.

Pero no te bastó con eso…

¡No! Una vez terminando, fui a Brasil a estudiar Fonoaudiología Estética, un tema muy nuevo que me llamó la atención. Comencé a viajar todos los meses a Brasil, entonces el gasto económico fue alto, porque tampoco podía irme un año y dejar a mi hija aquí.

Eso es completamente diferente de lo que se pensaría de un fonoaudiólogo…

Sí, y eso es lo que me llamó la atención.

LA FONOAUDIÓLOGA QUE REJUVENECE CON UNA TERAPIA

“El método MZ es una terapia clínica que trabaja sobre la musculatura del rostro a través de la rehabilitación de las funciones estomatognáticas, es decir, evalúa y optimiza el cómo succiono, cómo degluto, cómo mastico, cómo respiro y cómo hablo y, además, cómo el rostro expresa la intencionalidad en las frases”, de esta forma explica Paloma el método clínico en el que se especializó y que en el mundo entero está dando que hablar. Hoy ella es una de las cuatro profesionales capacitadas en Chile para aplicarlo, y explica que “un paciente que se somete a una terapia de fonoaudiología estética podrá retardar en varios años el proceso de aparición de arrugas, más aún cuando la terapia es aplicada de forma preventiva, pues se mejora una función y la arruga no aparece”, lo que, a pesar de ser una innovación en el trabajo de un fonoaudiólogo, suena completamente lógico.

¿Las arrugas en el rostro se generan producto de nuestros propios movimientos faciales?

Claro, acciones como fruncir el ceño, marcar las líneas alrededor del ojo al reírnos o masticar solo con un lado de la boca producirá una línea de expresión funcional en un rostro joven, pero al pasar los 30 años estas líneas comienzan a transformarse en definitivas, y con la terapia lo que hacemos es modificar ciertas conductas a través de ejercicios.

Pasaste del área médica al área estética…

Lo que yo hago es salud, no es estética en sí mismo. Y fue todo un proceso interno para mí, porque estoy súper alejada de los estereotipos de belleza, no soy la típica mujer que va al mall de compras, que quiere combinar toda la ropa; en ese sentido soy súper ñoña.

Cuando me hablaron de fonoaudiología estética mucha gente que me conoce pensó que no me interesaría el área. Yo siempre decía que me encantan las arrugas, siento que le dan experiencia a la gente. Pero cuando uno se empieza a informar te das cuenta de que muchas arrugas no tienen que ver con la experiencia, sino que con los malos hábitos. Es muy saludable y muy preventivo, así lo veo yo.

LA MUJER TRAS LA PROFESIONAL

Enérgica, esa palabra define perfectamente a esta joven mujer que a juzgar por todo lo que ha hecho, bien podría tener 30 y tantos, pero en su vida hay mucho más que logros profesionales. “Creo que la clave está en dedicarte a algo que te apasione”, nos señala. y algo que le apasiona es poder dejar huellas más allá de sí misma, por ello es que lleva a diario un discurso feminista y empoderado que pretende sea un aporte a la sociedad.

Hablemos de metas, al parecer las cumples todas, pero cuál es la más grande en tu vida…

Va más allá de lo profesional, me encantaría ser buena en todo lo que hago. Creo que mi meta está en mi hija, ser mamá te da la posibilidad de crear un mundo, y para ella creo un mundo feminista, porque es difícil ser joven, inteligente y ser mujer. Y eso cuesta mucho, porque si eres hombre, joven, inteligente, el éxito está ganado, pero solo por el hecho de ser mujer, las cosas te cuestan tres veces más.

La gente cree que, por el hecho de ser mujer, si tú logras algo es porque tuviste un romance con alguien. Y sobre esa base trato de construirle un mundo a mi hija, donde la igualdad es fundamental.

¿Entiende ella este discurso feminista?

Agustina tiene nueve años y lo entiende súper bien. Fuimos a la marcha del día de la mujer y ella cansada de gritar siempre lo mismo me dice “por qué no gritamos ni una menos, vivas nos queremos” como propuesta de consigna en una marcha, y a los pocos minutos alguien la escuchó y le pasó el megáfono, ella lo tomó y comenzó a gritar sin problemas.

Yo soy de una condición de educación sin mucho tabú, que muchas veces me pasa la cuenta. Le digo las cosas como son, de hecho, ha tenido problemas en las clases de religión por preguntar cómo un ángel embarazó a María.

Al ser una madre tan joven, ¿se fortalece una relación más de amigas?

Mi mamá es mi mejor amiga, pero cuando yo vi en Agustina una niña tan empoderada dije, “no puedo ser amiga de ella”. Ojalá cuando grande sí, pero ahora soy una mamá muy amorosa, pero muy estricta. La entiendo mucho y eso nos ayuda a tener un diálogo, a conversar las cosas y nos evitamos los berrinches.

¿Qué cambia ser mamá joven?

La energía. Pero no sé si tiene que ver con la edad, yo creo que más con la elección. Mi mamá fue mamá a los 44 años. Creo que no hay edad para nada, no me gustan los estereotipos.

¿Cómo es tener pareja para una feminista, hay problemas o él coincide contigo en tu forma de ver las cosas?

Mi pensamiento a veces es complicado y extremo, pero él me nivela mucho. Él me dice que hay muchas mujeres que son agresivas y yo le digo que las mujeres no tienen que ser perfectas para decir que son feministas. Él es un hombre que promueve la igualdad, y eso nos genera un escenario súper ideal.

¿Y cómo preparas a tu hija para un escenario no ideal?

Conversamos mucho, todo lo que ve, todo lo que pasa. A ella le ha tocado ver la discriminación o la inclusión, tiene compañeros extranjeros, por ejemplo. Es una niña llena de información, que tiene súper claro todo, que tiene claro por ejemplo cuándo está frente al machismo.

EL ÉXITO Y LA FELICIDAD EN LOS OJOS DE PALOMA

Las decisiones de Paloma a juicio de algunos pueden ser atípicas: ser mamá a los 17, hacer un giro en la fonoaudiología tradicional, criar a una hija feminista, etcétera. Pero ese análisis está determinado en gran medida por lo que la sociedad condiciona como los caminos tradicionales que se deberían caminar. “Cuando uno sale de la universidad todos te presionan, te hacen poner el pie a fondo en el acelerador, a mí me sucedió así. Por las presiones del mundo y las mías propias hoy a mis 26 años ya no sé qué poner en mi currículum vitae por la cantidad de cosas que he hecho” (ríe).

Suenas muy estructurada, planificada, ¿es tan así?

Sí, debo serlo porque hago muchas cosas, y el día lamentablemente no tiene 30 horas, sino 24 y hay que usarlas bien.

¿Queda tiempo para ti misma?

Sí, como soy mi propio jefe, siempre dejo días libres en mi semana, los sábados y domingos son sagrados para mí, son los días familiares.

¿Está tu éxito relacionado con la felicidad?

Absolutamente. Soy muy feliz, pero también los conceptos de felicidad van cambiando y uno debe adaptarse a que lo que te hacía feliz ayer, probablemente mañana no sea lo mismo. A veces te ves pillada en el sistema y se te presenta la dicotomía de trabajar para vivir o vivir para trabajar, ahí hay que parar un momento. A veces es bueno preguntarse “¿qué pasaría si este fuera mi último día?”, y ahí lo que importa realmente es regalonear un rato con mi hija, con mi familia, lo demás da lo mismo.