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Nombres como Gabriela Mistral en la historia y la literatura; Mon Laferte en la música; Pedro Pascal en el cine y Alexis Sánchez en el fútbol tienen algo en común; podríamos llamarlos “embajadores” de Chile en el mundo. Pero a esta ilustre lista debemos incorporar a alguien que, desde una vereda totalmente diferente, está haciendo que el nombre “Chile” suene cada vez más en un mundo lejano, elitista y cerrado como la moda. Enciendan las luces, observen la pasarela, lo que ven es un “Sevali”.
Por: @ahorapinto
El pequeño Sebastián tenía siete años cuando vio la película Titanic, protagonizada por Kate Winslet y Leonardo DiCaprio, ¡obvio!, pensará usted, en ese tiempo todo el mundo vio Titanic. Pero algo ocurrió en el pequeño Seba que lo hizo observar el film de una manera diferente. “Me obsesioné con Titanic y fue la primera vez que comencé a dibujar prendas y vestidos, se podría decir que fueron mis primeras ilustraciones. Desde ahí se comenzó a gestar un verdadero interés por la moda”, recuerda.
Un poco más de veinte años después, ese niño que se emocionaba con los encajes y las joyas de un film ambientado en los años 20 se encuentra viviendo lo que en su infancia solo veía como un sueño: el mundo de la alta costura. Sebastián Albornoz debe ser hoy uno de los pocos diseñadores de vestuario latinoamericanos que ha tenido el privilegio de conocer casas de moda como McQueen, Tom Ford y Balmain más allá de las vitrinas y las pasarelas, pues inició su carrera en las grandes lides de la moda. Y a juzgar por el devenir de su carrera, este chileno está decidido a instalar su nombre entre los grandes de la industria.
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NACE UNA ESTRELLA
Sebastián, a diferencia de algunos chilenos que olvidan muy pronto su origen, menciona a Chile varias veces en la conversación. Señala ser “de los pocos chilenos” que ha estudiado en el prestigioso Central Saint Martins de Londres, la misma universidad de la que egresaron íconos de la moda como Alexander McQueen o John Galliano, y señala además que su estética e inspiración al momento de diseñar sus colecciones siempre tendrán aroma a Chile.
Para tus primeras colecciones contaste que te inspiraban mucho los pueblos originarios chilenos como los Selknam, ¿sigues teniendo esa inspiración?
Siempre he intentado proyectar ciertas características del vernáculo chileno en mis diseños, a veces de manera más explícita, en otras ocasiones más conceptuales. Las bases de mi estética se formaron en Chile, por lo que de alguna manera siempre ha estado incorporado. Últimamente me encuentro en la búsqueda de referentes estéticos chilenos más contemporáneos que se alejen de los elementos comúnmente conocidos.
¿Cómo fue tu experiencia al estudiar en Central Saint Martins de Londres, considerada la mejor universidad de diseño de moda del mundo?
Fue increíble. No estoy seguro, pero creo ser de los pocos chilenos, nacido y criado en Chile y con mis dos padres chilenos, que han cursado el Máster en Moda ahí. Fue una experiencia enriquecedora, muy exigente, que me preparó técnica y mentalmente para enfrentar a la industria.
¿Sevali es el resultado de tus pasos por McQueen, Tom Ford y Balmain? ¿Qué aportaron estas casas de moda a lo que eres hoy como profesional?
Todas aportaron de manera distinta. McQueen me enseñó la apreciación por los detalles y la minuciosidad en términos de técnicas y materiales. Tom Ford un lado mucho más corporativo, impecable, un diseñador con un universo que va más allá del vestuario. Por otro lado, Balmain fue la primera experiencia trabajando en un atelier en París y todo lo que eso significa.
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¿Cuándo y por qué decidiste radicarte en París? ¿Cómo ha sido la experiencia?
Se dio espontáneamente, al terminar mis estudios en Londres comencé a recibir proposiciones de trabajo en París. Mi marido es francés, nos conocimos en Londres cuando los dos trabajábamos en Alexander McQueen, por lo que también me visualizaba en Francia luego de terminar mis estudios.
Viví en Londres cuatro años, una ciudad increíble, muy creativa, pero prefiero París para establecerme permanentemente. Es un estilo de vida más pausado y una sociedad que culturalmente me hace sentir más cerca de Chile.
¿Cómo ves la industria de la moda en Chile desde tus experiencias en Europa y Estados Unidos?
Es una industria que está despertando, con mucha gente apasionada y con ganas de hacer cosas, una generación nueva que no se rige por los paradigmas anteriormente establecidos. A diferencia de las generaciones anteriores y gracias a la conectividad en la que nos vemos insertos hoy, podemos interactuar con el resto del mundo de una manera mucho más directa, lo que encuentro muy beneficioso.
Creo que es una industria en desarrollo, en la búsqueda de su carácter distintivo. Chile es un referente internacional en cine, arquitectura y poesía, por ejemplo, ¿por qué no aspirar a lo mismo en términos de moda?
Ph: @marinremi
VESTIR UN SEVALI
El “pasar” por las más prestigiosas firmas de moda europea no es lo que define a Sebastián Albornoz, al menos no como su propia marca, Sevali, que es algo así como su propio ADN, una mezcla de pasado y futuro, de recuerdos en Chile e influencias londinenses, con diseños que incluso han sido elegidos para vestir a Blackpink, la banda de K-Pop femenina más exitosa de todos los tiempos.
Imagino que Blackpink marca un antes y un después para tu carrera, al menos en el reconocimiento, ¿lo ves así?
Fue increíble poder colaborar con ellas, personalmente me gusta mucho lo que hacen y las he seguido desde sus inicios. Fue un gran reconocimiento y lo veo como una validación para nuestra marca. Aprecio mucho que gracias a esta colaboración hemos podido acercar Sevali a más personas.
Artistas como Jessie J, Rosalía, Doja Cat y Alexa Demie de la serie «Euphoria» han usado tus prendas, ¿qué sientes cuando ves que artistas de ese nivel escogieron tus diseños?, ¿existe una suerte de “¡hey, yo hice eso!”?
Es muy gratificante porque están a un nivel que pueden ponerse realmente lo que quieran; que elijan nuestros diseños por encima de marcas mucho más establecidas es una gran motivación para seguir creando.
Ph: @marinremi
Soñemos… ¿A qué personaje te gustaría vestir?
A cualquiera que sienta una conexión real con mi trabajo.
Supimos que tu marido trabaja en Céline, ¿te ves colaborando en el futuro con marcas de ese nivel?
Nos encanta colaborar en proyectos interesantes los cuales en ocasiones se relacionan con otras industrias creativas como el arte o la industria audiovisual. No nos cerramos a ninguna propuesta, todo depende de las especificaciones del proyecto.
El mundo de la moda, ¡el real mundo de la moda!, ¿es tan frío y competitivo como se cree?, ¿te ha tocado convivir con envidias o competencia del tipo “The Devil Wears Prada”?
Sí (ríe), es real, una de las razones por las cuales no me visualizaba trabajando en el lado más corporativo de la moda a largo plazo.
Te vemos exitoso, sin duda lo eres, pero ¿tú te sientes así? ¿Existen inseguridades en ti o en tu trabajo a pesar de la positiva carrera que estás desarrollando?
No veo realmente el éxito como algo asociado a la carrera profesional de alguien. Me siento muy exitoso de tener una familia que me apoya y agradecido de poder dedicarme a lo que más me gusta, eso ya es un gran éxito para mí.
¿A qué público van dirigidos tus diseños?
Cuando diseño no lo hago pensando en alguien en particular. Me es más interesante observar cómo las personas reaccionan de manera distinta y cómo ellos mismos se apropian o reinterpretan mis prendas.
Se dice que la pandemia forzó a la industria a reflexionar y mirar hacia lo sustentable, para alguien que trabaja con la reutilización debe ser muy positivo, ¿no?
Por supuesto, en los tiempos que vivimos no me parece viable desarrollar una marca o lo que sea relacionado con la industria de la moda sin considerar la sustentabilidad como uno de los factores clave.
¿Eres de los que planean su año, o solo estás atento al camino?
¡Sí, lo soy! Me gusta tener metas definidas a corto plazo, soy bastante distraído y eso me ayuda a no perder la dirección.
¿Ya te fuiste de Chile para no volver, o te ves viviendo o trabajando acá en algún momento de nuevo?
Me encanta Chile, al fin y al cabo, es mi país y es donde está toda mi familia. En los casi diez años que llevo viviendo en Europa nunca había tenido la oportunidad de quedarme por mucho tiempo; esta vez por la pandemia tuve la oportunidad de quedarme dos meses y lo disfruté mucho. No vivo en Chile, pero siempre estoy yendo y viniendo y me encantaría poder desarrollar proyectos más concretos o colaboraciones en el futuro.