El primer aliento de Marcelo Marocchino fue en su hogar de infancia, en un parto inusual el 8 de marzo de 1988. Su madre tenía apenas ocho meses de embarazo cuando dio a luz gracias a la ayuda de la obstetra, que vivía a pocos minutos. Esa noche, su abuela —a quien cariñosamente llama nonna— lo acurrucó e hizo dormir en su pecho, cerca de los latidos de su corazón, por eso el lazo que los une es inconmensurable, trascendiendo el tiempo, la pandemia y los 11 mil kilómetros de distancia entre Chile e Italia.

DE NIÑO TÍMIDO A COMUNICADOR DE TV

Marcelo es reconocido por su participación en diversos programas de televisión, por su estilo chic característico y su pasión innegable por la cocina. Pero antes de ser ese joven carismático y sociable que acostumbramos a ver en Instagram y shows televisivos era, por el contrario, un pequeño tímido e introvertido. “Siempre fui bastante ligado a mi familia. Mi educación era muy estricta y de respeto. Cuando chico nunca me quedé a dormir con un amigo, porque siempre quería volver a mi casa, tuve ese apego muy fuerte al hogar”, cuenta.

Y ahora con los años, ¿sientes esa misma conexión?

(Piensa) Es que cuando fui creciendo tuve mi primera experiencia fuera de casa, hice un intercambio para estudiar inglés y me quedé con una familia en Londres por tres años durante los meses de verano. Sufrí en un principio, pero empecé a despegarme del hogar. Ya a los 18 me fui a estudiar a la Università degli Studi di Torino; vivía solo, muy cerca de mi casa, pero en otra ciudad. Estuve en Miami casi un año, volví a mi casa por estudios y después hice un viaje por Latinoamérica.

¿Y en qué momento se te cruza Chile en el camino?

En 2012, por el bautizo de Lorenzo, hijo de Marlen Olivari y mi tío Luciano. Ahí me vio una productora y me invitaron a hacer un casting en Canal 13, y así empecé el recorrido.

CUESTIÓN DE DECISIONES

Gracias a su innegable belleza, garbo deslumbrante y sentido de la estética, era solo cosa de tiempo para que probara suerte en el exclusivo mundo del modelaje. Con apenas 17 años llegó a trabajar para grandes casas de moda italiana como Versace y Carlo Pignatelli. Pero esa experiencia no le impidió desenvolverse como barman o garzón en su estadía en Miami: “A veces tenía trabajo como modelo, pero también hacía de todo, me mantenía solo, no les pedía dinero a mis padres”, recuerda.

También viviste en México, que tiene una gran industria del entretenimiento, imagino que tuviste buenas oportunidades ahí…

¡Sí! Hice un par de fotos para TVyNovelas, una entrevista para Men’s Health y fui rostro publicitario del Grupo Bal, de Palacio de Hierro (cadena de tiendas de lujo). Y también me ofrecieron quedarme en la escuela de Televisa. Querían pulirme como un futuro rostro, pero tenía mucho trabajo en Chile, por eso decidí volver.

¿De verdad? ¡Televisa es el sueño de muchos!

¡Claro! Yo era muy joven, tenía 23 años y en Chile me estaba yendo muy bien, por eso volví. Si hubiese sido un poquito más arriesgado me quedaba en México… pero nunca están cerradas las puertas. Tengo 33 años y si hay una oportunidad, voy a ir.

SACARSE EL “TRAJE” DE CHICO REALITY

Corría enero del 2012 y las pantallas de Canal 13 emitían el primer capítulo de Mundos Opuestos, reality show que enfrentaba dos realidades: el pasado y el futuro en un mismo encierro televisivo. Se trató de uno de los reality show más vistos de la época dorada del género en Chile, y en él competían personajes conocidos y rostros nuevos. Entre estos últimos figuraba el italiano que traía como presentación el ser modelo de alta costura y ser sobrino del mediático Luciano Marocchino.

Pero ese escenario, que le hizo ganar popularidad y el cariño de los chilenos, traía consigo un contra: el ser catalogado como “chico reality”, lo que a Marcelo no le agradaba del todo.

Hay algo en tu carrera que pocos recuerdan, y es que estuviste en reality shows, ¿buscaste desligarte de esa imagen?

¡Me demoré ocho años! Y sí, lo busqué. El reality fue para ser conocido, después tuve un proceso para desligarme de esa imagen y navegar con mi propio nombre, mientras que muchos de mis compañeros como Joche o Thiago siguen siendo para muchos exchicos reality. Lo que hice fue para demostrar quién soy, y recién hoy en 2022 logré la imagen que quería tener.

¿Cómo ha sido ese camino?

De mucho trabajo y decisiones que te favorezcan. Con Alfonso, mi representante, rechazamos muchas oportunidades con muchísimo billete porque no me sumaban a mí como persona. Ahí ves la inteligencia de un representante, una persona que te apoya, te cuida, un amigo que te aconseja, aunque haya mucho dinero de por medio y que por consecuencia él también pierde.

¿Qué oportunidades rechazaron?

Un reality en México, por ejemplo, de MTV. Me ofrecieron una cantidad de dinero obscena, pero sabía que iba a afectar mi imagen.

FAMIGLIA É TUTTO

La historia de amor entre Marcelo y su novia Magui Benet —hermana del también modelo e influencer Valentín Benet— nació hace siete años, cuando la joven llegó a trabajar como asesora a Cielo Milano. La complicidad de ambos es genuina, una relación basada en el respeto y la admiración mutua que se consolidó en la Gala de Viña del Mar de 2018, cuando en medio de la alfombra roja, Marrocchino le propone matrimonio a Magui. Ella aceptó sorprendida y la pareja lució feliz ante las cámaras y los miles de espectadores del romántico momento.  

Sé que tuvieron que suspender tu matrimonio en Italia debido a la pandemia, pero ¿ya tienen nueva fecha?

¡La verdad es que hemos suspendido el matrimonio dos veces! La primera por la pandemia, la segunda porque cerraron las fronteras y ahora tenemos la tercera. Está la fecha y todo organizado, será el 11 junio del 2022, y aunque sean 30 invitados, lo que se pueda, lo vamos a hacer.

¿Eres una persona de sorpresas? Porque recordemos que le pediste matrimonio a Magui en la Gala de Viña.

(Ríe) Sí, soy un chico que le gusta hacer sorpresas, me encanta ver la cara de la otra persona cuando le entregas un regalo. Soy muy emocional, muy de piel, no lo hago forzado, ni por show, lo hago porque me encanta. Soy generoso porque creo que hay una vuelta en la vida donde te premia o te castiga. No soy una persona que se cree divo, una estrella o un rockstar, porque todo se lo debo a la gente, no le debo a nadie más.

Hace pocos meses nació tu segundo hijo, ¿cómo ha sido la experiencia de ser padre?

Chiara nació hace cuatro años y con Magui siempre quisimos que tuviera hermanos. En una familia es un ancla muy importante, sobre todo cuando eres grande, lo agradeces. Para nosotros era fundamental y se dio. No lo estábamos buscando, mas tampoco nos estábamos cuidando, y nació Giorgio, el mismo nombre de mi nonno.

¿Te imaginas con una familia grande?

¡No! Nos quedamos con los dos (ríe). Salió la pareja, los autos están para cuatro, todos los packs familiares de vacaciones son para cuatro (ríe). Pero aparte de las bromas, la verdad es que estamos contentos con dos, también es mucho trabajo. Si debiese llegar uno más ¡bienvenido sea!, pero por el momento estamos con dos.

Háblame de Magui, ¿qué significa ella para ti?

Agradezco a Dios y a la vida que me hizo encontrarla acá en Chile. Es modelo desde hace un montón de años, viajó muchísimo, y no me la imaginaba en la faceta de mamá. Te juro que es muy difícil. Yo no conocí una mamá tan responsable… Es el trabajo más difícil del mundo, entonces para mí todas las mamás del mundo —pero en especial mi mujer— tienen mi respeto, de verdad la tengo muy arriba.

Es muy linda la forma en que hablas de ella.

A la pareja hay que tenerla como princesa, pero no siempre pasa. Acá disminuyen mucho el trabajo de la mujer, de la mamá, no sé si son tontos o no se dan cuenta realmente de la fortaleza que tiene la mujer. Yo siempre digo, no sé si es porque me criaron así o por mi cultura, pero hay cosas que pueden hacer solo las mujeres.

¿Como qué cosas?

Son mucho más rígidas, ordenadas, de palabra. Imagina que tienen la fuerza de tener dos hijos, de criarlos, de tener paciencia. Hay situaciones donde el hombre debe tener la capacidad, pero siempre tiene a una mujer a su lado, que puede ser incluso su mamá o una tía. Por eso yo siempre digo, no “detrás de un gran hombre hay una gran mujer”, es “al lado de un gran hombre hay una gran mujer”.

FOOD, FASHION AND FURNITURE

Ahora estás en el programa Cóctel de La Red, ¿cómo ha sido para ti llegar a la conducción?

Ha sido un camino largo. Yo siempre fui invitado, el participante en programas, y se dio la oportunidad de ser presentador. Tengo grandes compañeros de trabajo. Para mí es fundamental tener una relación increíble con ellos, y es un programa más liviano, para divertirse. Está Nacho Pop, Natalia Mandiola, y Sofía Muñoz que ve el lado de las redes sociales. Pasamos de ir a las 23.00 horas a horario prime, entonces eso significa que la cosa está funcionando bien.

Tienes proyectos relacionados a la moda y la cocina con tu marca: Cielo Milano, ¿cómo convergen estas dos pasiones?

Siempre dije que moda y cocina tienen un hilo conector, que es ser parte de la cultura italiana. Estamos trabajando en Cielo Milano en un proyecto que une el food, fashion y furniture.

¿Qué es lo que más te gusta de la cocina?

Yo soy el que cocina en la casa, a mi mujer no le gusta tanto y yo lo hago feliz. Entregas con tus manos algo a la persona que está consumiendo, con todos sus sentidos, entonces es un acto de amor. Para mí un plato de comida es como un pedazo de alma, y por eso me encanta. Cuando cocino me olvido de todo, es como una terapia, me ayuda a desconectarme, estoy concentrado en los sabores, en el olfato.

¿Cuál es tu especialidad?

Todos los primeros platos, nosotros en Italia somos mucho de pastas, ñoquis, ravioli; es mi fuerte.

Y la moda, ¿qué significa para ti?

La moda para mí es una pasión. Toda mi familia siempre ha estado ligada a la moda, pero yo nací como con un pedazo de tela. Para mí ser esteta es natural, cada detalle, la camisa, las medidas, para mí es normal, lo tengo de crianza.

¿Cómo definirías tu estilo?

¡Elegante! Lo definiría así, fue la primera palabra que se me vino a la mente… Pero puede que no sea tan apropiado, podría ser sofisticado.

¿Tienes diseñadores favoritos?

Hace muchísimo que no adquiero marcas porque me diseño mi propia ropa, elijo las telas y construyo el modelo. Pero sí hay diseñadores que me gustan, como Giorgio Armani; lo encuentro muy sofisticado, elegante, pulcro. También me gustan por categoría, marcas de bolsos, de jeans como Dondup, la alta sastrería de Kiton, Loro Piana lo encuentro muy fino. Me gustan mucho los zapatos de Tod’s y los relojes; soy amante de los relojes.

¿Qué te inspira cuando creas tus diseños?

Sinceramente lo que veo, puedo sentarme y mirar un color e imagino cómo quedaría en una chaqueta. Creo que mi más grande fortaleza es la imaginación. Puedo mirar un pedazo de madera y me imagino un traje de ese color, con dos botones, con broche bajo, con un forro en contraste, entonces siempre tengo que tener a alguien al lado que toma nota. No te voy a mentir, no hago bocetos, pero lo tengo acá (indica su cabeza).

Esa misma creatividad pasa a la cocina…

¡Claro! El otro día había carne triturada y se la hice a mi hija, pero quedó, entonces me puse a hacer albóndigas rellenas con orégano, comino y huevo, le puse adentro queso provolone, después la apané y freí. Siempre pienso cómo dar vuelta la comida porque no me gusta tirarla, cocino lo que hay que comer, no para guardar.

CIELO MILANO 360

Marcelo no para. Es el hombre tras Cielo Milano, marca que creó y que hoy tiene múltiples derivados, que van desde el diseño hasta la decoración, siendo la constancia el camino del éxito del imperio a su cargo. Ejemplo de su profesionalismo es la sesión de fotos que acompaña esta entrevista, a la cual llegó luego de la grabación de su programa Cóctel en La Red. Una vez en el estudio, inmediatamente se cambió de ropa y posó sin titubeos ante el lente de Revista Sarah como el modelo que es.  

Con tantos años de carrera, ¿tienes amigos en la TV?

Tengo muchos conocidos y pocos amigos. Pero en el espectáculo, Pamela Díaz es muy amiga mía desde hace años, la quiero muchísimo; Rocío Marengo es mi partner, igual que Nacho Pop, Natalia Mandiola. Con Joche somos muy amigos, no nos vemos hace un montón, pero siempre lo he querido, igual que a Thiago, y bueno, también tengo muchos otros conocidos.

¡Estás haciendo muchas cosas! Tu empresa Cielo Milano abarca cada vez más nichos, ¿cómo viene el 2022?

No es fácil, el 2022 se viene con todo, tengo otro proyecto que voy a lanzar a fines de febrero, un sorpresón. Estoy con Cielo Milano Café, al lado de mi tienda, un café de encuentro donde va a haber un mercado para llevar aceite, chocolate, todo lo que necesites. Será muy italiano y los muebles serán de Cielo Milano Casa, y así conectar todo, que se une a la sastrería de Sartoria f.lli Marocchino y a la colección de la tienda principal Cielo Milano.  

¡Son demasiadas cosas! Y en tu tiempo libre, ¿qué te gusta hacer?

Siempre jugué tenis, me encanta, los domingos voy a jugar a la pelota, hago ejercicio todos los días y me encanta el pádel dos o tres veces a la semana; tengo esa vía de escape, si no me mato (ríe). #SARAH

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Fotografía: @_sebastianandre_ 
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