Cuando pensamos en Brasil nuestra mente se inunda de playas, palmeras y cocos, pero este país de más de 200 millones de habitantes es infinitamente diverso, amplio y fascinante, y el mejor ejemplo es Sao Paulo, el Nueva York de Sudamérica.
Distante unas cuatro horas desde Santiago, todos los días tenemos vuelos directos que parten en los 200 mil pesos, ¡cerca y barato! Mochila en mano, nos fuimos a vivir un “Sao Paulo trip” de 4 días para descubrir qué nos ofrece esta ciudad más allá de ser el epicentro económico del continente.
Después de un par de horas en la ciudad tu rostro comenzará a variar desde su apariencia común, para llegar a una imborrable expresión de “wow” y es que el epicentro financiero de Brasil es realmente in-cre-í-ble. El trayecto desde el aeropuerto hasta la Avenida Paulista, en donde se encuentra el Sao Paulo Renaissance hotel, que nos recibió, es una especie de recorrido por el pasado y el futuro al mismo tiempo. Edificios patrimoniales se mezclan con rascacielos y te ofrecen una vista en primer plano de una de las ciudades más fascinantes del mundo. Ahora viene la pregunta: ya estoy en São Paulo, ¿qué hago? Te lo cuento en un muy pretencioso listado de 7 puntos im-per-di-bles.
1.- City tour especial templos
Uno de los primeros detalles que me emocionan es la existencia de “Free tours” por la ciudad. Sí, gratis. Solo debes reservar el cupo en la web de varias agencias proveedoras y un guía local que habla español te llevará a recorrer el centro histórico para ver lugares como la Catedral de São Paulo, uno de los templos católicos más grandes del mundo. Es realmente impresionante, sobre todo cuando suenan sus 92 campanas. Otro lugar imperdible es el Monasterio de Sao Vento, fundado hace más de 250 años por monjes benedictinos y al que puedes asistir hasta hoy a misas con cantos gregorianos al ritmo de un órgano de 6 mil tubos. Toda una experiencia sensorial, pero es el templo lo que más atónit@ te dejará.
Un dato extra en el centro: visita la Torre Banespa, uno de los principales rascacielos de la ciudad que tiene cerca de 100 años y es un tesoro arquitectónico. Se asemeja al Empire State de New York y tiene el mirador más privilegiado de la ciudad, desde el que podrás ver la real extensión de esta, la sexta ciudad más grande del mundo.
2.- Probar todo el Mercado Municipal
Tiene más de 300 tiendas de verduras y frutas, quesos, vinos, pescados y todos los productos que le dan vida a la cultura local. Hay varios restaurantes y recorrerlo te podría tomar fácilmente dos o tres horas muy entretenidas, pues cada dos metros te ofrecen muestras de regalo de las más exquisitas frutas que he comido, además de quesos y otros productos. Ojo, debes regatear, porque existe el mito (o realidad) que al extranjero se le entregan los precios abultados, pero si insistes en la rebaja, la consigues. 12.600 metros de cultura paulista se ubican al interior de este edificio gigante en donde podrás almorzar las más fascinantes y extrañas preparaciones con frutas que hasta ahora desconocemos y pescados de río con tamaño de tiburón.
3.- Caminar la Avenida Paulista
Se trata de la arteria más importante de Sao Paulo y no lo es por su extensión (de hecho, recorre solo tres kilómetros), sino porque todo lo importante de la ciudad está ahí. Esta inmensa avenida alberga los principales centros culturales, tiendas de arte y diseño, malls, y restaurantes para todos los gustos y precios. Te recomiendo recorrerla caminando en calma y dejándote sorprender mientras avanzas cada metro, sobre todo al llegar al Museo de Arte de São Paulo, pues su propia arquitectura es una obra de arte que vale la pena admirar y comprender.
4.- Pasea lento por el Parque Ibirapuera
Tengo la impresión de que este parque de 158 hectáreas, comparable en su inmensidad y contraste con la ciudad con el Central Park de New York, no fue creado con fines turísticos, sino como el efectivo pulmón verde de la ciudad, pero su belleza, sus tres lagunas artificiales, dos centros culturales y su vida de parque, son algo tan impresionante que se transformó en un imperdible. Te recomiendo visitarlo en calma, ojalá no en la hora de mayor calor e ir “sin agenda” posterior, pues el parque es un mundo en el que te sumerges y te cuesta salir.
Lo caminé por tres horas. Lento, seguro y maravillado con sus 200 especies de aves, su street food con sello local y la alegría de su gente, ya sea trotando o compartiendo una copa de espumante mirando el lago. Ojo, como se trata de un lugar gigante si lo tuyo no es caminar puedes rentar bicicletas en su acceso, lo mejor es que es un panorama gratuito.
5.- Da Liberdade: Un Japón en Brasil
La segunda comunidad más grande de japoneses en todo el mundo se encuentra en São Paulo y solo es superada por el propio Japón. En ese contexto no es sorpresivo enterarse que existe un “Japantown”, pero la descripción que puedes leer en esta misma revista o donde sea se quedará chica frente a lo impresionante que es. La cosa es así: vas caminando por el centro y de repente en una esquina doblas y, ¡paf!, estás en Tokio.
Este barrio está completamente ambientado, pero no para los turistas, sino para los japoneses que ahí residen. En sus calles, además de decoración y alumbrado público nipón, encontrarás verdulerías, restaurantes, tiendas de ropa y decoración, y hasta diarios en los kioskos escritos en japonés. Que no son publicaciones de Japón, sino de São Paulo, pero escritos en su idioma para la comunidad residente.
Recorre este barrio de día, no solo por la seguridad, sino porque además la mayoría de las tiendas cierran al caer la tarde.
6.- Una de las calles más lujosas del mundo
La calle Oscar Freire es un lugar que vale la pena visitar. Ubicada en el prestigioso sector de Jardins, esta calle ha sido considerada por revistas económicas como una de las 10 calles más lujosas del mundo y con el valor de metro cuadrado más elevado, pero, ¿por qué se dice esto? En Oscar Freire se encuentran las tiendas más exclusivas de las grandes casas de moda como Dior o Cartier, pero además convive con prestigiosos artistas brasileños que han abierto sus galerías y talleres en la zona.
Más allá de comprar (quienes puedan) las marcas de lujo que ahí están instaladas, es un lugar que ofrece alternativas finas y exquisitas. Ricos cafés, galerías de arte, librerías, áreas verdes, wifi gratuito en la calle y las vitrinas más atractivas de todo Brasil, harán que tu paseo sea un gran panorama.
7.- Escoger un hotel rico
São Paulo Renaissance: Siempre he pensado que un hotel cómodo es la base de unas buenas vacaciones, pues un “turista” camina mucho en general si lo que busca es conocer un lugar. Por tanto que tu hotel sea cómodo es un imprescindible para mí. Dicho esto, ¿les ha pasado que un hotel está tan bien, que se les quitan las ganas de salir a recorrer el destino? Eso me pasó en el São Paulo Renaissance, hotel que nos recibe en esta oportunidad.
Ya había estado en otros hoteles de la misma cadena en otros destinos, pero este hotel de 5 estrellas destaca por su arquitectura moderna y elegante que se mimetiza con su entorno, pues se ubica a un par de metros de la calle Oscar Freire y la Avenida Paulista. Hospedamos en el piso 20, que ofrece una vista en 180º de la ciudad. Beber una copa de espumante desde la bañera de la suite es una verdadera experiencia luxury que hay que vivir al menos una vez.
Cuenta con un completísimo spa y sauna con circuito de aguas, masajes (qué puedo decir, son una experiencia superior) y una piscina exterior muy amplia. Un punto a destacar y a aplaudir es su restaurante “Terraço Jardins” que, como su nombre lo indica, te hace sentir al interior de un jardín o de un vivero de esos antiguos muy altos y muy verdes. Si quieres probar los verdaderos sabores brasileños con cocina de autor este es el lugar correcto y, ¡atención chilen@s!, hay un garzón chileno. Pide que te atienda él y te explicará todo lo que no entiendas, lo hace con excelente disposición.
Solo para terminar, debo reconocer que soy fanático de los desayunos bufet en los viajes, porque muchas veces se transforma en la más importante comida del día y Renaissance de Sao Paulo definitivamente entra en mi top 5 de los mejores del continente.
Marriott São Paulo Airport: Por temas de agenda y de cercanía con el aeropuerto (un tema que debe planificarse en una ciudad tan grande), en mi última noche en la ciudad hice un cambio de hotel y así fue como conocí el Marriott, que se ubica prácticamente al lado del aeropuerto de Guarulhos. Siempre había pensado que los hoteles “de aeropuerto” eran solo funcionales, pero me sorprendí infinitamente.
Se trata de un hotel pensado en aquellas personas que deben llegar pronto al aeropuerto o en quienes viajan por negocios o, incluso, en pilotos que tienen solo algunas horas para descansar antes de su próximo vuelo. Por ello es que tiene curiosidades como que su desayuno inicia a las 4 de la madrugada o que cada 15 minutos sale una van gratuita para los huéspedes hacia el aeropuerto.
Marriott en sí mismo representa una garantía de calidad muy importante, pero este hotel me sorprendió incluso hasta emocionarme, pues su servicio de hospitality es de lo mejor que he visto en mis casi 40 años. Instalado en mi suite con vista a una piscina increíble, recibí la invitación a conocer su gimnasio y spa, que son un lujo, y algo que no termina de sorprenderme es su ambientación y decoración, con toques sutiles de estrellas, constelaciones y el cielo en general. Esto porque está pensado en personas próximas a vivir un vuelo y estar a la altura de las estrellas.
Para terminar te dejaré una recomendación: Sé parte del programa Marriott Bonvoy. Es un sistema de beneficios de Marriot Internacional al que te puedes adherir gratuitamente y que cuenta con beneficios exclusivos para viajeros en cientos de hoteles en el mundo y te permite, por ejemplo, acceder una zona de lounge para trabajar o descansar en el hotel con cócteles de cortesía, cómodos espacios y snacks liberados de costo, solo por dar un ejemplo.