Antes de aprender a leer, ya lanzaba sus primeros golpes. Florencia tenía solo siete años cuando su padre la inscribió en una academia de taekwondo en La Serena, casi como una actividad extraescolar cualquiera. Pero, con el tiempo, esa rutina se transformó en una verdadera vocación. 

Hoy, con solo 15 años, acumula cuatro títulos nacionales consecutivos y representará a Chile en el próximo Mundial de Taekwondo en Italia, siendo la más joven de la delegación. Entrena cinco veces por semana, a veces incluso dos veces al día, y estudia gracias al apoyo de su colegio, que se ha adaptado a su exigente agenda como deportista de alto rendimiento. En esta entrevista, Florencia nos habla de su historia, sus metas y los desafíos de ser una adolescente con mentalidad profesional.

Comenzaste en el taekwondo a los siete años. ¿Qué te atrajo de este deporte?

La verdad es que no fue algo que yo decidiera al principio. Fue idea de mi papá. Él quería que me metiera a una academia y le pareció bien que aprendiera defensa personal. Así llegué al taekwondo.

¿Y en qué momento sentiste que esto era más que una actividad extracurricular?

Al comienzo me daba mucho miedo, pero cuando vas subiendo de cinturón, te empieza a gustar porque te da confianza. Además, el grupo en el que estaba era muy unido, entonces se hacía entretenido. Ya cuando fui creciendo y vi que podía avanzar más, me di cuenta de que esto podía ser más importante en mi vida.

Has sido campeona nacional durante cuatro años consecutivos. ¿Qué significa para ti mantener ese nivel a tu edad?

Me siento muy orgullosa. Todos los campeonatos que he ganado han sido desde que obtuve el cinturón negro 2do Dan. Me doy cuenta de que tengo potencial, y eso me motiva aún más, sobre todo ahora que voy a representar a Chile en el Mundial.

¿Cómo recibiste la noticia de que ibas al Mundial en Italia?

Mi profesor me dijo que podía haber una posibilidad, pero que tenía que demostrar que merecía el cupo. Desde ese momento me motivé mucho más y comencé a entrenar cinco veces por semana. Cuando supe que iba, sentí nervios, pero también muchas ganas. A veces, en los campeonatos, me pongo muy nerviosa, así que quiero llegar bien preparada y segura de mí misma.

¿Cómo ha sido tu preparación para este gran desafío?

Desde hace unos meses tengo a Ignacio Latrach, mi preparador físico, así que ahora entreno más intensamente. Es una rutina exigente, pero ya estoy acostumbrada. Desde los siete años entreno tres veces por semana, y rara vez falto. Ahora se sumaron más días, pero es parte del proceso.

¿Cómo ha influido tu familia en tu camino deportivo?

Mi papá ha sido clave. Al principio solo me acompañaba a las clases, pero se aburrió de esperar tanto rato y decidió unirse. Ahora tenemos el mismo cinturón. Él incluso da clases en la academia y me ayuda a mejorar: ve videos de combate conmigo y me motiva siempre. Este deporte nos ha unido mucho como familia. Compartimos entrenamientos, metas y también aprendizajes.

¿Y qué papel ha tenido el colegio en este proceso?

El apoyo del Colegio San Joaquín de La Serena ha sido fundamental. Me han dado facilidades para rendir pruebas en otras fechas y me entregan material cuando no puedo asistir. La profesora Marcela Arias ha sido un gran apoyo en la organización de todo eso. También quiero agradecer a mi profesor de matemáticas, que me ha ayudado mucho este año. Sin esa flexibilidad, sería imposible equilibrar los estudios con este nivel de entrenamiento.

LA VIDA DE UNA SUPERESTRELLA DEL DEPORTE

“Llego del colegio, me cambio y me voy a entrenar. A veces termino a las doce de la noche”, así nos relata su vida diaria María Florencia, quien tiene claro que los grandes objetivos no se logran con poco esfuerzo, y se siente en el camino del éxito. “Duermo menos que mis compañeros, pero sé que todo esto es por una meta mayor. Me siento orgullosa porque no muchos chicos de mi edad entrenan tanto. Tengo claro que la disciplina me puede llevar lejos”, señala.

¿Sientes que te pierdes cosas típicas de la adolescencia por este ritmo de vida?

Puede ser, pero no lo veo como una pérdida. Yo elegí este camino y ya es parte de mí. Para mí es normal entrenar todos los días. Además, me gusta lo que hago y tengo claro que todo esfuerzo tiene su recompensa.

¿Qué dicen tus amigos sobre tu vida como deportista?

Se sorprenden. A veces no les cuento mucho, pero cuando lo hago y les digo que soy cinturón negro 2do Dan, no lo pueden creer. Les parece muy loco.

¿Qué mensaje te gustaría darles a otros jóvenes que están empezando en el deporte?

Que se motiven, aunque al principio no crean que pueden llegar lejos. Yo jamás imaginé que iría a un Mundial. Con disciplina, con ganas de aprender y creyendo en uno mismo, se puede avanzar muchísimo.

¿Cuál es tu sueño más grande como deportista?

Me gustaría ser profesora de taekwondo, tener mi propia academia y enseñar lo que he aprendido. Quiero motivar a otros niños a que se unan a este deporte que me ha dado tanto.

Finalmente, ¿qué significa para ti representar a Chile en este Mundial?

Es un orgullo gigante. Espero poder estar a la altura, dar lo mejor de mí y demostrar todo el trabajo que hay detrás. Estoy muy agradecida de quienes me han apoyado, especialmente mi familia, mi colegio, a las Chicas Surfers por la gestión de apoyo del Gobierno Regional para la compra del pasaje a Italia, al Gobierno Regional y su gobernador Cristóbal Juliá, por otorgarnos apoyo económico para costear mi pasaje y el de todos mis compañeros que están seleccionados, a Energy La Serena por auspiciar el espacio para entrenamientos, al Head Coach, Osvaldo Rojas que confió en mí desde el principio, a mis compañeros de la academia que me ayudan y motivan a ser mejor cada día y, por último, a mi hermana María Pastora que ha sido una gran inspiración, ya que fue mi primera compañera de entrenamiento y la primera de mi familia que asistió a un mundial de Taekwondo. Yo voy a dar todo por representar bien a mi ciudad, a mi región y a todo Chile. #SARAH

Fotografías: Diego Gallardo